Distinciones póstumas y simbólicas a estudiantes víctimas de desaparición y ejecución política de la Universidad de Chile (1973-1990)
228 tarios quienes comprendieron que el reconocimiento académico era una deuda sentida por familiares y amigos que no sólo devolvía la calidad de miembros de la comunidad a aquellos que nos arrebataron de las aulas, sino que valoraba y validaba, al igual que todo profesional, sus méritos en las instituciones educativas. Así, desde el año 2011 a la fecha, la Universidad de la Frontera, la Universidad de Santia- go de Chile, la Pontificia Universidad Católica de Chile y la Universidad de Valparaíso han otorgado títulos póstumos bajo las figuras que sus planteles han definido. Por ello hoy, con este acto que marca una primera etapa, iniciamos este proceso institucional liderado por un equipo encabezado por la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones, el Archivo Central Andrés Bello y la Cátedra de Derechos Humanos, junto a la Dirección Jurídica y a la Vice- rrectoría de Asuntos Académicos, equipo que ha contado no solo con el apoyo y el impulso de rectoría, sino además, con el trabajo y la participación activa de agrupaciones de derechos humanos como la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos que lidera Alicia Lira, y la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos que dirige Lorena Pizarro. Todos hemos trabajado arduamente para estar aquí hoy y poder mirarlos de frente y decirles que finalmente estamos cumpliendo con este deber de memoria. Es tarde, es cierto, pero la Universidad de Chile a veces es un fiel reflejo del país al que se debe. A ratos lento, a veces sordo... ¡hasta que reacciona!
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