Distinciones póstumas y simbólicas a estudiantes víctimas de desaparición y ejecución política de la Universidad de Chile (1973-1990)
227 PALABRAS DE FARIDE ZERÁN Vicerrectora de Extensión y Comunicaciones de la Universidad de Chile, 2014-2022 Primera Ceremonia de entrega de Distinciones Póstumas 11 Abril 2018 Muy buenas tardes, estimado Rector, Vicerrectores, Director Jurídico, fa- miliares, amigos, compañeros. Habríamos querido tener un salón de honor dos veces más grande que este para contener toda la emoción y la pena que hoy está presente en este lugar centenario, republicano, a través de las pre- sencias de cada uno de ustedes, familiares, amigos, compañeros de nuestros estudiantes detenidos desaparecidos y ejecutados políticos por el terrorismo de Estado. Porque cuando iniciamos este proceso de reparación hacia la comunidad universitaria y el país, centrado en el anuncio de la creación de la distinción universitaria de título póstumo y simbólico y grado póstumo y simbólico para ex estudiantes de la Universidad de Chile ejecutados políticos y dete- nidos desaparecidos por agentes del Estado, no imaginábamos la magnitud de la represión desatada contra miembros de nuestra comunidad. Contra cientos de hombres y mujeres que, tanto en los campus de Santiago como en las sedes de todo el país, fueron perseguidos y asesinados por los aparatos represivos de la dictadura cívico-militar. Este acto de justicia tenía como antecedente el año 1991, cuando el en- tonces Rector Jaime Lavados hizo entrega de diplomas de reconocimiento a la calidad de estudiantes de la Universidad de Chile a alrededor de 50 jóve- nes detenidos desaparecidos y ejecutados políticos. En aquella oportunidad, se procedió también a levantar simbólicamente todas las sanciones que pesa- ban sobre estudiantes exonerados de la Universidad por razones ideológicas políticas y también a los exiliados por las mismas causas. En esa ceremonia de inicio a la transición a la democracia también se daba la bienvenida a 150 estudiantes exonerados de carreras y programas de la Universidad de Chile, y se facilitaba el reintegro de otros 232 estudiantes a las universidades regio- nales que habían sido sedes de la Universidad de Chile. En ese momento, todos ellos volvieron a ser reconocidos como miembros de esta comunidad universitaria. Sin embargo, si bien aquello fue necesario, no era suficiente para reconocer a las hijas e hijos de Bello. Fueron otros planteles universi-
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