Chile desbordado. Tensiones, resistencias y construcciones colectivas en el siglo XXI

- 96 - ¿Una nueva clase trabajadora? 4. La credencialización ocupacional fruto de la ex- pansión de la educación superior Para plantear de otro modo la relación entre estructura social y educación superior, es necesario salir del reduccionismo del déficit de racionalidad y performance de los individuos. El primer elemento que destaca acá es que, en las últimas décadas, la estructura ocupacional emergente tras las refor- mas neoliberales se ha consolidado. Si la clase obrera representaba el 26% de la fuerza de trabajo en 1971, tal cifra llega al 10% en 2009. Desde la prime- ra década del siglo xxi la economía se vuelve fundamentalmente terciaria: el sector servicios ocupa a más del 70% de la población activa (Ruiz Encina y Boccardo, 2014). Pero mientras las ocupaciones características de la clase de servicio -pro- fesionales con discrecionalidad, autonomía en su trabajo y mayores ingre- sos— se mantienen constantes en un 10% de la población económicamente activa (Orellana, 2021), el grueso de la tercerización ocupacional alude a pla- zas laborales de bajo valor agregado (destacan ocupaciones en ventas, guar- dias de seguridad, servicios personales, etc.). Es en estas ocupaciones donde se instala una alta rotación laboral —llamada a veces movilidad de corto al- cance— que dificulta la construcción de emplazamientos sólidos. La conso- lidación estructural a nivel macro se experimenta a nivel micro con un ma- yor vértigo: un tránsito a diferentes ocupaciones en el sector servicios (Ruiz Encina y Boccardo, 2014). Mientras la estructura ocupacional se consolida, los sujetos concentran sus estrategias individuales de movilidad en el camino a la educación supe- rior para sus familias, considerando que aquello les deja en mejor pie para la vertiginosa competencia en la economía terciaria. Con el tiempo, tras la acelerada expansión educativa de los 2000 en ade- lante, crece naturalmente la proporción de ocupados con experiencia en la educación superior. En 2017 el 41% de los mayores de 35 años que se des- empeñan en el sector terciario tiene algún tipo de paso por la educación superior (Orellana, 2021). Pero considerando el estancamiento del empleo profesional de más calidad (que permanece por más de dos décadas en tor- no al 10% de la población activa), los nuevos egresados y desertores lideran un proceso de credencialización de las ocupaciones adyacentes a aquellas, las que tienen menores ingresos y carecen de discrecionalidad y autonomía. Ciertamente, el rendimiento en el mercado laboral de quienes han pasado por la educación terciaria es superior al de quienes no lo han hecho. Pero lo

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