Chile desbordado. Tensiones, resistencias y construcciones colectivas en el siglo XXI
- 94 - ¿Una nueva clase trabajadora? la semántica de la vulnerabilidad se hizo hegemónica, en cuanto explicación de los déficits de elección y conducta racional de los sujetos. El Estado sumó a sus políticas de información una serie de iniciativas focalizadas para apo- yar a los estudiantes en sus trayectorias académicas, ancladas precisamente en este campo de investigación empírica. Aquí surgieron variados construc- tos: el puntaje ranking instaurado por el Consejo de Rectores para corregir el efecto del origen social en la psu, el Programa de Acompañamiento y Acceso Efectivo a la Educación Superior (pace), y distintas iniciativas de retención y titulación oportuna (Lizama et al., 2018). Las desigualdades de género recibi- rían también cierta atención, tanto por los problemas electivos como de ren- dimiento que prefiguran, convocando sendos intentos de políticas para co- rregir lo que se denominó la brecha de género (Baeza Reyes y Lamadrid Ál- varez, 2018; Mizala et al., 2011; Rebolledo y Peña y Lillo, 2006). La segunda arista —el rendimiento objetivo de incremento en los ingre- sos de la educación superior— opone un cierto consenso respecto a que la in- versión en educación es rentable al comparar situaciones socialmente análo- gas, con elaboraciones puntuales que indican efectos negativos relacionados a determinadas carreras e instituciones (Á. González, 2014; Mizala y Lara, 2013; Urzúa, 2012). Hay evidencia que el efecto positivo tiende a disminuir en el tiempo y, según algunas investigaciones, casi desaparece para quienes es- tudiaron con posterioridad a 2006 (Améstica et al., 2014). Esta tendencia de- creciente del rendimiento económico de la educación terciaria abre debates sobre la subutilización de la fuerza de trabajo profesional (Bravo, 2016; Car- vallo y Becker, 2021; Herrera Astorga et al., 2019; Sanhueza, 2016; Yamada y Oviedo, 2016), situación particularmente compleja en egresados o deserto- res de instituciones privadas no tradicionales. Un fenómeno que también se ha estudiado desde la perspectiva de las competencias, dando cuenta de que, pese a la expansión de la educación superior, las competencias básicas de la población se encuentran estancadas y son relativamente bajas en compara- ción con países desarrollados en incluso en vías de desarrollo, equivalentes a las de egresados de enseñanza secundaria (Arroyo y Valenzuela, 2018; Mi- crodatos y otic, 2013). Los cuantiosos recursos transferidos a los Bancos desde el Estado por el Crédito con Garantía Estatal (cae), que ya superan los 4 billones de pesos, erosionan aún más la premisa que la expansión podría ser financiada por los particulares a través de créditos bancarios (Fundación Nodo xxi, 2016; Kre- merman et al., 2020). En efecto, mientras más profesionales egresan no au- menta ni la productividad del trabajo ni el crecimiento de la economía de
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