Chile desbordado. Tensiones, resistencias y construcciones colectivas en el siglo XXI

- 69 - Natassja Mancilla pueden ser analizadas en el enfoque del discurso narrativo (Cabruja et al., 2000: 77-78). Así adquieren inteligibilidad articulando tramas narrativas que organizan la experiencia (Bruner, 1991) en las cuales se pueden identificar actores, valores, secuencialidades, marcos espaciales y temporales, la utiliza- ción de recursos del lenguaje como metáforas o analogías, entre otros. En esta perspectiva, abordo las situaciones de conflictividad y violencia que ocurrieron en el pasado, donde éstas adquieren verisimilitud e inteligibi- lidad a partir de la capacidad argumentativa, contextual y estratégica que se realiza en los procesos de producción de memorias. Considerando que, pue- den existir narraciones antagónicas frente a hechos sobre los cuales no hay acuerdos o son polémicos, e incluso donde se puede identificar cuestiones que tienen que ver con lo que podría ser (Cabruja et al., 2000). Por lo tanto, la me- moria está en constante tensión y disputa por su potencial movilizador que, en algunas perspectivas, aspira a la transformación a nivel social y político. En el problema que abordo entiendo que las memorias colectivas des- de un enfoque narrativo se relacionan con las construcciones de territoria- lidades a nivel discursivo, que se propician en determinados conflictos. El territorio es el resultado de prácticas de apropiación del espacio, que ten- siona marcos temporales y espaciales (Halbwachs, 2004) para generar en- tendimiento sobre éste. En esta dinámica se generan articulaciones a nivel simbólico y de la experiencia material entre sujetos, objetos naturales, rela- ciones de producción, entre otras (Aliste, 2011; Carlos, 2012; Santos, 1997). En la perspectiva de Haesbaert (2013) los sujetos dominantes general- mente poseen el control de un territorio a nivel material, a diferencia de los subalternizados, cuyos procesos de territorialización son a nivel simbólico, ya que no poseen en algunos casos el control efectivo del territorio. Por lo tanto, la territorialización y desterritorialización, puede darse sin necesidad de desplazamiento físico. Así, los procesos de memorias colectivas permiten mirar las diferentes tensiones sobre un territorio y la posibilidad de cons- truir territorialidades específicas a partir del conflicto. Siguiendo las pro- puestas de Aliste y Núñez (2015), el espacio emerge como texto y el territo- rio como su interpretación que coloca en común significados que van más allá del pasado, incluso, pueden detonar el bosquejo de posibilidades y pro- puestas colectivas. Es importante comprender que el análisis de estas problematizaciones desde acciones discursivas, posibilita la comprensión de diferentes sujetos o posiciones de sujetos, que son efecto del discurso y las relaciones del poder

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