Chile desbordado. Tensiones, resistencias y construcciones colectivas en el siglo XXI

- 49 - Olga Espinoza atribuciones punitivas, pudiendo sancionar a un interno que contraviene las normas de convivencia del sector religioso. Lo que no se pudo identificar fue si el ejercicio de atribuciones punitivas era avalado por las autoridades peni- tenciarias o si se ejercía de manera informal. 4.1.2. Reconocimiento de demandas de los internos Algunos funcionarios, sobre todo autoridades, se muestran más abiertos a reconocer las demandas de los internos, siendo por ello identificados como “pro reos”. Esta categoría no sería bien valorada en la cultura institucional, pues reflejaría cierta debilidad percibida de forma negativa por los funciona- rios penitenciarios uniformados. Pero esta actitud a favor de los privados de libertad no se expresa como una adherencia incondicionada o acrítica, puesto que muchas veces quienes la ostentan sopesan las demandas de los presos y aprueban solo una parte de ellas, a fin de no parecer condescendientes o entregando el control de las de- cisiones a los internos. el [alcaide] también como que ha accedido un poco a eso, a las deman- das de los internos. [Él dice] « ok , si esto va a significar evitar un mo- tín, hagámoslo, pero no cien por ciento, sino un ochenta por ciento» (Privado de libertad 2). 4.1.3. Representantes de la población penal Formalmente, no existe ninguna norma que indique que las personas reclui- das pueden contar con algún nivel de representación. Es más, cuando se con- sulta a los funcionarios sobre los representantes de los internos ellos sue- len negar su existencia. Sin embargo, al indagar en las prácticas cotidianas se menciona su presencia con frecuencia, pues como bien menciona un fun- cionario a modo de ejemplo: no es inteligente asumir que los mensajes a la población penal se comunicarán a un grupo numeroso, siendo convenien- te transmitirlos a un representante. Para ello, varios funcionarios entrevis- tados reconocieron que suelen identificar a un interno que ostente algún ni- vel de liderazgo, a quien le transmiten los mensajes para la población o para un sector de ella. Además de los monitores, que son representantes un poco más forma- les (dado que pueden ser designados por los funcionarios u ofrecerse por sí mismos para cumplir esta función), existen representantes más informales, como son los líderes de las ‘carretas’.

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