Chile desbordado. Tensiones, resistencias y construcciones colectivas en el siglo XXI

- 31 - Bárbara Olivares emocionalmente seguro, donde se les garantice un proceso de recuperación de experiencias adversas y la posibilidad de retomar su curso de desarrollo, a través de acompañamiento terapéutico, junto con la intervención terapéuti- ca familiar y/o trabajo para la vida independiente; articulación con redes de protección para la inclusión social y comunitaria (sename, 2019). Según se lee, se trata de una apuesta muy bien encaminada. Sin embargo, se han constatado una serie de falencias en la implementación de las residen- cias familiares, como un insuficiente trabajo de preparación y acompañamien- to a los y las adolescentes y el personal para adaptarse al nuevo modelo resi- dencial, junto con serias dificultades para la inclusión en la comunidad, lo que excluye y estigmatiza a los y las adolescentes. Por otro lado, es un modelo que mantiene los problemas en el manejo de situaciones críticas, la intervención psicosocial, la coordinación intersectorial, la atención a necesidades de salud mental, entre otros (Defensoría de la Niñez, 2021). Es más, en marzo de 2022, al menos 115 niños, niñas y adolescentes bajo protección del Estado, y que se encuentran viviendo en residencias del nue- vo servicio, aparecen como víctimas de explotación sexual comercial, en el marco del conjunto de querellas interpuestas por el programa Mi Abogado de la Corporación de Asistencia Judicial. 8 Es decir, a pesar de los cambios impulsados en una adecuada dirección, se preservan los nudos críticos detectados hace años en el sistema de pro- tección que no logran ser resueltos y que se vinculan, en cierta medida, con asuntos de orden contextual escasamente trabajados en los modelos anterio- res, y que son mencionados por las y los trabajadores del servicio, como un impedimento para responder a las necesidades de los niños, niñas y adoles- centes atendidos. Éstos, siguen envueltos en prácticas que refuerzan los circuitos de la mi- norización , donde el daño al otro no cesa y se convierte en una escena “espe- rable” para niños y niñas que han sido desprovistos de su condición de suje- tos. Es una vida que no cesa de doler, pero que duele o importa menos. Como dice Judith Butler (2010), “hay sujetos que no son completamente reconoci- bles como sujetos y hay vidas que no son del todo reconocidas como vidas” (p. 17), y cuando no logramos reconocer al otro como sujeto, lo expulsamos de la trama de relaciones que componen lo social, porque ni siquiera le per- 8 Para un mayor detalle de lo sucedido, puede consultar el siguiente link con un reportaje de CIPER Chile, pu- blicado el 10 de marzo, que se titula “Al menos 115 niños, niñas y adolescentes bajo protección del Estado figuran como víctimas de Explotación Sexual Comercial”: https://www.ciperchile.cl/2022/03/10/al-menos-115-ninos-ni- nas-y-adolescentes-bajo-proteccion-del-estado-figuran-como-victimas-de-explotacion-sexual-comer- cial/

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