Chile desbordado. Tensiones, resistencias y construcciones colectivas en el siglo XXI

- 26 - Proteger y encerrar cierre de los posibles que va clausurando alternativas para la transformación del sistema desde sus fundamentos. La protección de niños y niñas pobres a través del encierro ha sido repre- sentada como una institución que logra imponerse como natural a la socie- dad, estableciendo una existencia dada como si no existiera un origen o co- mienzo que pudiéramos interrogar y volver a pensar (Bourdieu, 2014). Que como sociedad podamos emprender esta tarea de interrogación permanen- te a los modos en que adultos nos vinculamos e intervenimos a niños, niñas y adolescentes, es fundamental para dar curso a una transformación profunda de las instituciones de cuidado infantil. Toda reforma que no asuma esta pre- gunta como punto de partida, será sólo una enunciación de voluntades que no podrá traducirse en la generación de una nueva institucionalidad. Este asunto es fundamental si consideramos que el sename acaba de desapare- cer, al menos, en documentos y en las fachadas de las instituciones que con- tinúan albergando a niños, niñas y adolescentes. Volviendo a los actores a cargo de la ejecución de las acciones de protec- ción, es relevante sostener que esta investigación abre una ruta para identi- ficar lo que aportan los equipos que interrogan su propio lugar. Contar con la posibilidad de intercambio y de aprendizaje a partir de la experiencia de los pares es un recurso escaso en las instituciones residenciales y puede ser considerado como una práctica subjetivante para las propias personas ejecu- toras quienes, muchas veces, terminan siendo tratadas como una pieza más dentro de la trama que sostiene el desarrollo de las políticas públicas cons- truidas desde el Estado subsidiario (Pavez-Mena, 2021). Reconocer y dar lugar a sus dificultades y ansiedades, desde la colabo- ración y la habilitación, más allá de lo que se visualiza en clave evaluativa (representado en el lenguaje de los indicadores y la estadística) es una ne- cesidad urgente para mejorar los contextos de intervención. Lo que habi- tualmente ocurre, es la existencia de una intervención que se bifurca en dos vías: una que responde a los requerimientos de la ejecución del programa, si- guiendo protocolos, manuales y cumpliendo indicadores, y otra, que respon- de a las acciones del vínculo y la construcción de confianza, es decir, que for- talece las prácticas subjetivantes. En definitiva, asumir esta doble vía, impli- ca la coexistencia de dimensiones de control y de emancipación que se des- pliegan a lo largo de toda la ejecución de la intervención (Pavez-Mena, 2021; Sánchez y Villarroel, 2017).

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