Chile desbordado. Tensiones, resistencias y construcciones colectivas en el siglo XXI

- 216 - Cuidado infantil to; algunas de éstas incluyen delimitar áreas específicas de responsabilidad de cada mujer, acotar el protagonismo de la abuela a los horarios de ausen- cia materna, entregar la mayor parte de la toma de decisiones a la otra ge- neración y/o realizar acuerdos temporales que se renegocian cotidianamen- te. De este modo, las mujeres construyen rutinas relativamente estables que, al mismo tiempo, se mantienen flexibles, lo que permite abordar las situa- ciones emergentes y reajustarse a medida que crecen las niñas y los niños. Estas formas de distribución de las tareas dan cuenta de distincio- nes entre roles, de los que también participan otros adultos. Así, las na- rrativas permiten diferenciar entre labores de cuidado directo, organi- zación del cuidado, supervisión, trabajo doméstico y trabajo remunera- do. En este sentido, en la mayoría de los casos la organización del cuidado —y la carga mental que ésta supone— se encuentra a cargo de la madre. Al mis- mo tiempo, el rol de supervisión tiende a tomar dos formas; primero, el análisis mutuo (madre/abuela) en el desempeño del cuidado infantil y, segundo, el segui- miento que la madre y/o la abuela realizan de las labores de cuidado delegadas en el padre u otro miembro de la familia. Asimismo, algunas díadas distribuyen las tareas en función de una dis- tinción entre cuidado infantil y trabajo doméstico. Cabe destacar, al respec- to, que las labores domésticas también han sido descritas como una forma de cuidado indirecto (Undurraga y López, 2021). En estos casos, las tareas como limpiar, ordenar o cocinar realizadas por una mujer, permiten que la otra pueda dedicar más tiempo al cuidado directo. Generalmente, esto se presen- ta en contexto de convivencia madre/abuela. Los casos en que el trabajo doméstico es asumido principalmente por la abuela, tienden a asociarse al apoyo brindado a la madre durante los prime- ros meses de maternidad. En este sentido, la mayoría de las narrativas des- criben un período de convivencia en esta etapa, ya sea en un arreglo tem- poral o permanente. En estos casos, el trabajo doméstico realizado por la abuela se presenta como una forma de cuidar tanto a nietas/nietos, como a su hija, quien está comenzando a vivir una etapa particularmente desafian- te de su vida. Con menor frecuencia, algunas madres asumen la mayor parte del tra- bajo doméstico, mientras las abuelas se dedican al cuidado directo. Esto sue- le significarse como una forma de disminuir la carga de trabajo reproducti- vo de la generación mayor, lo que suele ocurrir en familias cuya madre tiene un empleo a jornada completa. Al respecto, algunas mujeres expresan preo-

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