Chile desbordado. Tensiones, resistencias y construcciones colectivas en el siglo XXI
- 189 - Pamela Soto la maternidad (Chodorow y Rubin, 1986) y el trabajo de reproducción social en todas sus dimensiones. Como se señaló en la introducción a este trabajo, la actualidad de este problema quedó muy bien ilustrada por la realidad que im- puso familiarmente el confinamiento obligado por la pandemia covid-19. Un estudio realizado en Chile en ese período, mostró que las mujeres se so- brecargaron en una mayor proporción que los hombres en el trabajo domésti- co no remunerado, reemplazando a las instituciones educativas, realizando el trabajo nocturno de cuidado y sacrificando el tiempo propio, incluso si se en- contraban trabajando formalmente (Rojas et al., 2022). Si se considera que las condiciones de desigualdad al interior de las familias obedecen a elementos es- tructurales, no debe sorprender que un tipo de crisis de esta naturaleza, en la que el espacio privado concentra toda la actividad, terminara por dejar en ma- nos de las mujeres y las niñas la resolución de sus nuevos problemas. La crítica al modelo de Familia nuclear del feminismo trae consigo una crí- tica al familismo como expresión valorada y desigualmente concebida de re- lación social (Barret y Mc Intosh, 1995). Este concepto que hace referencia a una ideología idealizada de las relaciones familiares que patologiza los modos de vida que no se corresponden con ese ideal y restringe la posibilidad de otras formas de relación social. El familismo está profundamente inscrito en las so- ciedades occidentales modernas y constituye un entramado ideológico y con- ceptual que sostiene la centralidad de la Familia y su discurso hegemónico. El modelo de desarrollo neoliberal también se ha caracterizado en su di- mensión económica por una exacerbación del familismo. En este caso el con- cepto alude a responsabilizar a la Familia (como ente discontinuo de la so- ciedad y del individuo) de la seguridad social de sus miembros. El familis- mo económico permite sostener el régimen de responsabilidad individual y prescindencia estatal en materia de derechos sociales y fortalece la idea de que, asegurado el ingreso económico, la Familia puede hacerse cargo de la mayoría de las funciones relacionadas con el bienestar (Esping-Andersen, 2001 en Sunkel, 2008) desplazando las provisiones estatales hacia las fami- lias (Sunkel, 2008). En Chile, es el caso del sistema de Isapres y el de pensio- nes (afp) que han sido puestos en tela de juicio con fuerza desde el estallido social de 2019 en adelante y que también aparecieron como preocupaciones importantes ante la crisis de la pandemia. Existe una relación entre estos dos familismos, el de la sobrecarga que se le hace a la familia como elemento de cohesión social, en su modelo nuclear, y el de la sobredemanda a que sea la que consolide el modelo económico (Grau,
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