Chile desbordado. Tensiones, resistencias y construcciones colectivas en el siglo XXI
- 182 - Espacios privados y cuando, cumpla con ciertas condiciones compatibles con el capitalismo y la economía industrial. Esta estructura familiar que permite la movilidad la- boral y descansa en la división sexual del trabajo, transmite un respeto irres- tricto a la separación de las esferas laboral y doméstica. La familia nuclear posee una estructura que posibilita, para el autor, des- plegar funciones sociales que van más allá de sus fronteras como la socializa- ción primaria de los niños y la estabilización psicológica de la personalidad adulta, cuestiones indispensables para la reproducción y mantenimiento de la sociedad (Esteinou, 2004). Con Parsons, la Familia nuclear se erigirá como modelo y expectativa de las sociedades capitalistas y aun cuando su teoría fue criticada tempranamente por el feminismo, a partir de la década de 1960, su hegemonía discursiva se extendió por todo el siglo xx. El modelo dominante de familia nuclear que, como se señaló anteriormen- te, implica necesariamente la sujeción de mujeres, hijos e hijas, también tie- ne una lectura desde perspectivas marxistas y socialistas del feminismo. Este punto de vista señala que las desigualdades estructurales del modelo de Fami- lia dominante resultan esenciales para una institución que responde a la ne- cesidad de “subordinar la reproducción social a la producción de valor, la pro- ducción de ganancia” (Arruza y Bhattacharya, 2020: 65). La Familia nuclear así planteada, privatizada, no solo enfrenta lo personal a lo social o lo priva- do a lo público, sino que contrapone un trabajo improductivo al productivo. Ese trabajo improductivo es el trabajo doméstico no asalariado y respon- de a la carga de expectativas relacionadas con la reproducción social, vin- culándose en una dimensión afectiva, a un acto de amor (Federici, 2018), de- rivado de construcciones sociales como el amor romántico que une a los cón- yuges (heterosexuales) y el amor natural que las madres deben tener por sus hijos e hijas. Fundamentando sus preceptos, entre otras cosas, desde ese dis- curso de amor natural de la especie, reproduce de manera eficiente una es- tructura de desigualdad profunda, núcleo del capitalismo, que hoy, además, se encuentra exacerbada por los contextos neoliberales. Resulta interesante pensar que, aun en el contexto actual, el capitalis- mo no puede sobrevivir sin Familia y aunque en el capitalismo puedan exis- tir, dentro de ciertos límites, diversos modos de hacer familias como los que se han hecho visibles en las últimas décadas, “la familia burguesa heteronor- mativa es siempre el horizonte de unidad familiar” (Arruza y Bhattachar- ya, 2020: 49). Este vínculo tan estrecho entre Familia y modelo de desarrollo obedece a factores estructurales más que personales o subjetivos. La Familia
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