Chile desbordado. Tensiones, resistencias y construcciones colectivas en el siglo XXI
- 163 - Magdalena Guerrero ayuda, son mecanismos que han aprendido en sus construcciones como mu- jeres. La sobrecarga se agudiza entre aquellas mujeres con situaciones eco- nómicas desfavorecidas y en situación de discapacidad, ya que se sienten exi- gidas igualmente por cumplir con aquellos estereotipos de súper mujeres. En general, las madres trabajadoras asalariadas migrantes de posiciones sociales bajas reproducen estereotipos y concepciones de género machistas. “Ser mujer” está muy asociado a ser delicada, frágil, tierna, dulce. Entre estas mujeres, la “delicadeza” relacionada a su condición de mujer, se asocia tam- bién a una sensación de indefensión permanente, que las obliga a considerar- se potenciales víctimas de violencia física y sexual. 2.2.2. Maternidades en tensión: saberes expertos y deber ser de la “bue- na madre” La complejización de las maternidades producto de las transformaciones so- ciales contemporáneas son sin duda experiencias exigentes. En el rol de ma- dre se confunden normas tradicionales con nuevas demandas, consecuencia de la incorporación laboral femenina pero también de los idearios contem- poráneos acerca de una mujer autónoma, dueña de sus tiempos y espacios. La maternidad “sigue constituyendo una base importante de identidad y va- loración de las mujeres” (Guzmán y Godoy en Araujo, 2009: 183), pero en constante articulación con nuevas expectativas. Las entrevistas y observaciones realizadas en tono a los saberes, expe- riencias, discursos e ideas en relación con sus maternidades, exhiben estos sentimientos ambivalentes. Por una parte, el ideal de la mujer-madre respon- sable principal del cuidado se mantiene (Carrasco et al., 2019), pero también aparecen nuevas posibilidades que, en muchos casos, son vividas con culpa. La maternidad ya no es el único y más importante rol identitario de las mujeres. En efecto, especialmente entre madres solteras y/o separadas se manifiesta abiertamente la necesidad de tiempos propios y ajenos a la ma- ternidad: “necesito mi tiempo, mi espacio” o “me dedicaría tiempo comple- to a trabajar en vez de criar”. Son declaraciones que hace algunos años eran impensadas para una madre. Hoy, las madres trabajadoras son capaces de expresar esa ambivalencia con mayor libertad, a pesar de las culpas y del temor a fallar a pautas tradi- cionales que todavía están instaladas en el imaginario. En todos los casos, las maternidades son espacio de ambivalencias y contradicciones, de placeres y angustias. Ser madre implica cargar con múltiples tareas y responsabilida- des y muchas veces es también postergación.
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