Chile desbordado. Tensiones, resistencias y construcciones colectivas en el siglo XXI
- 160 - Experiencias de conflicto nido que trabajar desde la casa, hecho que le hace extrañar la sensación de pertenencia y disfrute con el ambiente laboral: Cosas que de verdad echo de menos a pesar de estar tan agradecida de estar aquí en la casa en verdad, pero ese es el vínculo, el cafecito, la risa, aquí yo soy más robot (Rosario). El significado que las madres trabajadoras le otorgan al trabajo está tam- bién muy asociado a su rol de género. El trabajo es lucha, es compromiso y res- ponsabilidad, porque ha sido difícil conseguirlo y mantenerlo. El trabajo es también autovaloración y reconocimiento; hay que cuidarlo y entregarse a él. La relación de autosuficiencia que las madres sienten en su espacio labo- ral es transversal. No importa el tipo de trabajo y sus condiciones, sino que representan lo que ellas saben hacer. Eso las hace sentir orgullosas. El traba- jo permite a las madres trabajadoras sentirse más fuertes, dueñas de su espa- cio, orgullosas de sus logros y es también un espacio propio que les permite descansar del espacio doméstico y de cuidados. El trabajo también otorga una percepción de autonomía a las mujeres. Los relatos muestran, sin embargo, valoraciones diversas de esa autonomía. En al- gunos casos, se relaciona con la posibilidad de tener trabajos independientes donde pueden manejar sus horarios y organizar los cuidados de sus hijos/as. En otros casos, brinda también una sensación de autonomía económica que reafirma a las mujeres como personas capaces de mantener a su fami- lia y de ser independientes, lo que deriva en sentimientos de orgullo. No obs- tante, reconocen que continúa siendo un espacio masculinizado y poco com- prensivo, lo que les dificulta sus trayectorias, la estabilidad laboral y la con- ciliación con su vida doméstica y familiar. 2.2. La experiencia del trabajo doméstico y de cuidados El orden patriarcal ha empujado tradicionalmente a las mujeres a garantizar las condiciones básicas para reproducir y sostener la vida humana. A pesar de la creciente presencia femenina en el mundo laboral remunerado, las jor- nadas de trabajo doméstico y de cuidados generalmente no se han reducido de forma proporcional (Folbre en Carrasco et al., 2019). La “doble jornada la- boral” está normalizada por las diversas mujeres que participaron de la in- vestigación, independientemente de los recursos con que cuentan; definiti- vamente volver a sus casas es entrar en un segundo turno laboral:
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