Chile desbordado. Tensiones, resistencias y construcciones colectivas en el siglo XXI
- 157 - Magdalena Guerrero cos y físicos. Los abusos de un sistema neoliberal y patriarcal marcan las tra- yectorias laborales de las madres, evidenciándose las desigualdades de género que impactan en sus condiciones de trabajo. Como apuntó una entrevistada: Pasaron como 4 años antes que me subieran el sueldo […] Después me cambiaron de cargo y me dejaron el mismo sueldo y a todos mis com- pañeros les volvieron a subir (Paulina). Así también, sus historias laborales son un fiel reflejo de la flexibiliza- ción laboral, bajo la cual la desprotección y la subcontratación son la norma (López, 2002; Stecher et al., 2010). Los abusos laborales ocurren en todas las experiencias de trabajo asalariado de las madres estudiadas, afectando evi- dentemente más a aquellas en posiciones sociales más bajas, sin pareja que apoye los gastos, y/o migrantes en trabajos precarios. En ese sentido, podemos ver en las historias de vida de las mujeres estu- diadas lo que ya subrayó la literatura: “la fuerza laboral global se forma bajo el peso de una alta y extendida precariedad, salarios miserables y pérdida de con- quistas, en el marco de una profunda división entre personas nativas y extran- jeras, contratos fijos y temporales, además de las diferenciaciones por género, que aprovecha el capital para su propio beneficio” (Martínez y Leiva, 2019: 20). La ausencia estatal y la desprotección, inducen a las madres trabajadoras a sentirse permanentemente presionadas e inseguras. Cuando ellas y sus fami- lias dependen tan solo de su trabajo, la sensación de tensión y exigencia indivi- dual se agudiza. El caso de Ana (vendedora ambulante) es un fiel reflejo de esa responsabilidad individual con su trabajo, ya que siente la presión de alcanzar un monto diario antes de volver a su casa a cuidar y alimentar a sus dos hijos: Hoy empecé a trabajar a las 1 de la tarde y termino a las 6. Yo tengo que tener mi monto. Por mí, hacerme 15 luquitas, me conformo, míni- mo 10 luquitas. 10 luquitas es algo (Ana). Si a la realidad de una madre soltera que trabaja informalmente, le sumamos la crisis sanitaria, social y económica que trajo consigo la pandemia, evidencia- mos cómo se agudizó y visibilizó aún más la desprotección, enfrentándola al miedo y al abatimiento emocional por la nueva y dura exigencia. Así pues, trabajar horas extras, llevar el trabajo a la casa, inventarse otros negocios además de sus trabajos asalariados estables, es la manera en que las
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