Chile desbordado. Tensiones, resistencias y construcciones colectivas en el siglo XXI
- 125 - Hugo Sir temas y de los circuitos involucrados en las actividades atencionales (CP56, 2005; CP59, 2006; CP145, 2003). Especialmente en relación con la dopamina y la neuroquímica de la motivación y decisión (CP55, 2005) Este carácter no resuelto será tempranamente incorporado a la discusión neuropsiquiátrica nacional que no asume acríticamente la hipótesis de la fal- ta de neurotransmisores, predominante en los manuales y guías para difu- sión de la sintomatología, sino que más bien tiende a incorporarla y contras- tarla con otras preguntas y problemas presentes en el campo. Como se ha mencionado anteriormente, la problemática respecto del cual el diagnóstico se especifica en general es el de un grupo de individuos que, teniendo con- diciones intelectuales normales (o incluso superiores), falla, fracasa, deser- ta o abandona. Es, en ese sentido, que el problema de rendimiento se entiende como pro- blema moral. Tal como lo definía Parsons (1976) para una sociología que, vin- culada también con las claves cibernéticas, tuvo gran impacto en las políticas y estudios educativos (Alexander, 2005; Fox et al., 2005), la disciplina era con- siderada como la posibilidad de diferir la gratificación inmediata, en pos de un objetivo mayor que implicaría una gratificación más alta merced a la renun- cia. Aquella sociología concebía que la renuncia podía inculcarse, a través de la aceptación o incluso de la incorporación de patrones culturales de valor a los futuros adultos. Una incorporación consciente —y, por tanto, lenta—, que la neuroquímica de la atención posibilitaría volver irrelevante y más eficaz, mer- ced a esa nueva interioridad que es la del cerebro, cuyo funcionamiento quími- co se describe en las claves cibernéticas que acompañan la transformación ra- dical de las organizaciones sociales desde la misma década de 1970. 6. Rendimiento y moral Por esa razón, como ya han dicho otras investigaciones, es insuficiente decir que el diagnóstico o el uso de fármacos constituye la mera continuidad del disciplinamiento con las armas de la química (Peña et al., 2015; Reyes et al., 2019; Rojas, Rojas, y Peña, 2018), en la medida que parece entroncarse con la producción de otra forma de interioridad en relación con la cual la atención se autonomiza y, con ello, permite modificar el modo disciplinario de produ- cir adherencia a las instituciones u organizaciones sociales. Producción en la medida en que se trata de una realidad que no solo se describe, sino que, gra- cias a tecnologías ópticas, clínicas y farmacológicas se inscribe, producién- dola en sus efectos (Miller y Rose, 2008; Rose, 2012).
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