Desde los territorios: repensar un proyecto país

Nudos y potencialidades en el desarrollo del territorio: el caso de la ciudad de Valparaíso – 83 desigualdad y marginación social (Carrión, 2001; Guerrero, 2012). De esta manera, en Valparaíso ocurre una concentración de los recursos en las zonas turísticas y mayormente legitimadas como patrimonio. Es un hecho que las inversiones y las políticas públicas en el ámbito se han centrado principalmente en el área patrimonial y en los entornos inmediatos a ésta llamados “zonas de amortiguación 6 ”. En esta línea, Andueza (2012) advierte que “ los grupos sociales populares, ampliamente mayoritarios y persistentes en lógicas de apropiación urbana, no encuentran aún un lugar en el uso del patrimonio cuya gestión está orientada hacia patrones de consumo globales, en especial desde la declaratoria de la UNESCO ” (p. 11- 12). De esta forma, se ha marginado a los habitantes de menores recursos de las dinámicas de desarrollo económico impulsadas por el turismo y otros servicios, reproduciéndose sus condiciones de pobreza y exclusión, y alejando sus problemáticas e intereses del discurso del patrimonio. Un fenómeno que no solo ocurre en Valparaíso, sino que se puede observar en muchas de las ciudades latinoamericanas que poseen un patrimonio cultural ampliamente valorado, tales como Quito, Lima y Salvador de Bahía, entre otras. Prats (2003), por su parte, considera que es posible “ planificar el mañana utilizando el patrimonio como herramienta y horizonte o plasmación tangible de una empresa colectiva ” (p. 136). Es decir, como un instrumento integral de planificación local que incluye, no solo el patrimonio activado o reconocido ofi- cialmente, sino también el patrimonio latente e incluso el que pueda crearse a posteriori. El patrimonio cultural es -desde esta perspectiva- no solo un reflejo del pasado y del presente, sino también una base para construir el futuro. 1.4. Actividad cultural en Valparaíso Desde su origen y a lo largo del tiempo, Valparaíso ha sido refugio de artistas y creadores; ciudadmestiza, híbrida, cosmopolita, portuaria, pluralista, bohemia e intelectual, portadora de una impronta de puertas abiertas, donde todo es posible, especialmente en los campos artístico–culturales. Estas condiciones le han dado a la ciudad una flexibilidad y adaptabilidad pocas veces vistas en estructuras urbanas consolidadas. A pesar de esto, la tendencia al cultivo de las bellas artes se ha tornado también enmito: Valparaíso no “vive” de la cultura, ni del arte, como tampoco del patrimonio. Sin embargo, esta multiplicidad de mentalidades, identidades y manifestaciones artísticas, son las que han permitido el desarrollo sistemático de la actividad cultural en la ciudad. Este fenómeno -que en gran parte del siglo XX fue espontáneo- en el siglo XXI se convirtió en una política oficial del Estado de Chile, posicionando a Valparaíso como capital cultural de Chile, lográndose luego lamencionada declaración de Patrimonio de laHumanidad. Perfil e imagen-ciudad proyectada con el fin de crear dinamismo productivo a partir del desarrollo sustentable de los sectores vinculados a la cultura y el patrimonio, sin su proyección conjunta, para todos. Ahora bien, a partir de esta nueva proyección institucional real de la ciudad, más simbólica que material, asociada a la denominación patrimonial y a la designación como capital cultural del país, nacen programas que cambiaron las lógicas culturales de Valparaíso. Especial relevancia en esto tendrán los car- navales culturales, que comienzan el año 2001, inyectando una importante inversión y dinamización del sector, haciendo uso de los espacios públicos, abriendo las avenidas centrales con pasacalles, manifestaciones artísticas y representaciones sociales, que darán cuenta, a su vez, de la necesidad ciudadana de crear nuevas prácticas de inclusión social y cultural en los espacios comunes. Este hito marcó un antes y un después en el uso del espacio público de la ciudad. Durante ocho años, la última semana de diciembre, Valparaíso se vistió de fiesta con los carnavales culturales. Lamentablemente, su última versión fue el año 2010, ya que, en el 2011, durante el primer gobierno de Piñera, se obstaculizó el desarrollo de estas prácticas participativas, inclusivas y populares. Así, se realiza una reestructuración de este programa, el que pasa a llamarse Festival 6 Esto parece bastante evidente en una ciudad como Valparaíso, pero también ocurre en ciudades de otro perfil turístico como Viña del Mar, la ciudad con más campamentos de Chile, seguida del propio Valparaíso (MINVU, 2019).

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