Desde los territorios: repensar un proyecto país

Los nudos del desarrollo que enfrentan los sectores frutícola y vitivinícola – 131 todo regional- como fuente de innovación, ya que hoy día se tiene un acceso más expedito a la asistencia técnica en línea, a través de los encadenamientos internacionales de los grupos exportadores, y/o a las licen- cias externas de productos y procesos que las empresas pueden acceder. Esto hace disminuir la importancia del aprendizaje idiosincrático realizado a nivel de planta y con profesionales locales, que era propio del antiguo modelo de desarrollo industrial (sustituidor de importaciones, ISI). Por otra parte, esta reestructuración de la economía chilena está caracterizada también por un fuerte trasfondo de privatización y desregulación de las relaciones sociales y mercantiles, privilegiador de las políticas e instrumentos horizontales de fomento productivo. Al nivel político, la primera etapa de la transición estuvomarcada por un “consenso de élites”, que habría descuidado los marcos institucionales de nivel mesoeconómico y el desarrollo de la sociedad civil -tanto en su capacidad de acción colectiva como de supervisión, accountability- determinantes de la capacidad de reducción de la complejidad e incertidumbre de una inserción en los mercados externos con mayor agregación de valor. Los factores recién señalados marcaron las bases de la apertura de la economía chilena y su interna- cionalización, que luego fue profundizada, a través de una estrategia explícita de inserción equilibrada en los cuatro grandes polos de la economía global: el Este asiático, la Unión Europea, el Tratado de Libre Comercio enAmérica del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés) yMercosur. De hecho, de 3.823 millo- nes de dólares FOB exportados en 1985, se llegó a 63.362 millones de dólares en 2015 (habiendo llegado a 78.813 millones de dólares en 2012) – experimentándose un crecimiento del comercio con todos los bloques, especialmente con el Este asiático (que de 655 millones de dólares en 1985 pasa a 38.200millones en 2012) (Ver Cuadro I y Grafico 1). No obstante, la inserción internacional chilena sigue aún marcada por una significativa presencia de commodities en su canasta de exportaciones y por una automatización creciente en sus procesos, poco generadores de empleo y, como ya se señaló, con pocas exigencias del entorno territorial en sus procesos de aprendizaje y mejoramiento tecnológico. Devlin y Moguillansky (2010) y Haussmann y Klinger (2007), entre otros, indican sus aprehensiones sobre la estrategia de crecimiento chilena basada en los recursos naturales, señalando la migración que han sufrido los capitales hacia otros países que ofrecerían condicio- nes físicas y sociales menos saturadas para una “fácil” expansión del capital. Devlin yMoguillanski (2010) señalan que las inversiones están concentradas en la última década en pocos sectores (principalmente cobre), y que el desarrollo exportador basado en recursos naturales es muy sensible a las variaciones de precios internacionales y, por tanto, vulnerable frente a los ciclos de la economía global. De hecho, ya es común hablar de una década de oro para América Latina dada la incidencia del crecimiento de China y su impacto en el precio de las materias primas, pero cuyo dinamismo es dudoso que se pueda mantener en el futuro, como ya se ha podido ver en los años recientes con la depresión del precio del cobre, que ha afectado especialmente el volumen de exportaciones al este asiático, particularmente China. Por otra parte, la región más “virtuosa” para las exportaciones chilenas es Mercosur, especialmente por Brasil, el cual generaría los encadenamientos más calificados. Pero es el mercado menos importante comparado con Asia, Europa o NAFTA, aunque sí tiene una importancia relativa superior cuando se refiere a las exportaciones producidas desde la RegiónMetropolitana. Con todo, la inserción internacional chilena ha tenido logros significativos. Un notable crecimiento y diversificación de productos y mercados de destino, y un ingreso per cápita, medido en dólares corrientes, que se ha triplicado en los últimos veinte años (INE, 2014). Pero la persistencia de la mala distribución del ingreso, tanto social como territorial, proveniente de una estrategia de desarrollo basada en recursos naturales e intensiva en capital, ha llevado a que el “consenso de élites” que dio origen a la transición política y económica en Chile en la actualidad este siendo cuestionado. El conjunto de movilizaciones sociales –estudiantiles, regionales, de trabajadores- ocurridas en el último tiempo así lo mostraría. Son movilizaciones que han sido notables por su envergadura y persistencia, también por su sentido de urgencia y por las desconfianzas que trasuntan y que han contribuido amodificar la agenda política en boga en el país.

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