Transformar la educación. Entrevistas que muestran caminos
75 TRANSFORMAR LA EDUCACIÓN. ENTREVISTAS QUE MUESTRAN CAMINOS . Al menos en el discurso, la educación va transitando hacia un paradigma inclusivo. ¿Qué lugar tienen en el presente y en el futuro programas especializados, que pro- vienen de estadios previos y que están más asociados a la idea de integración? ¿Hay que eliminarlos? Yo creo que lo que hay que comprender es que el paradigma de la inclusi n es fundamental, pero que es todo un proceso al cual es difícil llegar. Por un lado, si yo le digo a usted, “te invito a mi fiesta” es distinto a que le diga “te incluyo en mi fiesta”, eso le sonaría extraño. A veces yo creo que la inclusión lucha con esa carga, la palabra puede distar mucho de su filosofía. Por otra parte, en la pr ctica requiere de inversiones educativas bastante fuertes: especializa- ci n de los docentes, auxiliares de aula, de organizar también el espacio físico. No es solamen- te tener a la persona en silla de ruedas, de poner las rampas. En el caso de una persona autista, por ejemplo, implica considerar que tienen un perfil sensorial diferente, que probablemente requiera de adecuar las aulas de manera visual y auditiva. Y así habr otras necesidades. Enton- ces, es cambiar realmente el paradigma, lo que implica también un esfuerzo para cada una de estas acomodaciones pueda ser comprendida y disponga del personal necesario. Esto, cierta- mente choca con dificultades económicas, de espacio, de capacitación para que la inclusión pueda ser efectiva. Considerando este escenario, tenemos el modelo anterior, el de la integraci n, donde no todos conviven, pero las personas que tienen “necesidades educativas especiales”, reciben apoyo mediante especialistas y determinado tipo de cuidados. Ese es el modelo de tr nsito desde la escuela especial a la escuela inclusiva y si bien la idea de integraci n est superada, creo que no debiéramos dejarla tan r pido, porque a lo otro no llegaremos tan r pidamente. Podemos rescatar del modelo de la integraci n, cierta idea de protecci n, sin ser paternalista. No se trata de poner en un cristal, pero sí de proteger, de estar m s al tanto, ir preguntando y dando las herramientas que se requieren a quienes las necesitan. Si un espacio que fuese realmente inclusivo, necesitaría de personas que puedan monitorear, acompa ar y que estén capacitadas en esto. Si ya estamos en el punto de llegar a eso, perfec- to, pero si no lo tenemos, el modelo de la integraci n todavía nos proporciona ciertas pautas donde se puede proteger, sin llegar al tutelaje. A veces hay una idea muy naif sobre la inclusi n, un poco “abrimos las puertas y entran”, pero después claro, no tengo la capacidad de hacer lo que tengo que hacer. Si estoy poniendo cuo- tas, entonces no estoy siendo inclusivo. Para ser realmente inclusivo yo no tendría que poner ninguna cuota de ning n tipo, pero sí puedo sincerarme y decir estoy poniendo cuotas porque todavía no me doy abasto, que estas cuotas tienen que terminar en alg n momento y me pon- go como meta y como plan llegar verdaderamente a la escuela inclusiva.
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