Transformar la educación. Entrevistas que muestran caminos

69 TRANSFORMAR LA EDUCACIÓN. ENTREVISTAS QUE MUESTRAN CAMINOS pueden, pero algunos no van a saber c mo. Tenemos que darles las herramientas en su for- maci n: de qué hago si este ni o es autista, qué hago si tiene una discapacidad intelectual leve o severa, si puede comunicar, si puede poner atenci n en algo, algo si entiende el lenguaje, si habla, si no habla, etc. Deben tener una forma de ver al ni o como una persona integral y decidir c mo van a poder incluirle con el currículum y las actividades de los otros ni os. Si no practican eso en la formaci n, nunca van a poder hacerlo en la realidad. Aquí en Gran Breta a antes se podía estudiar una maestría de educaci n especial, ya no hay eso, casi nada, casi ninguna universidad ofrece esto como especialidad. En parte, esto ocurri porque no había muchos interesados en estudiar eso. Parece que no es muy sexy trabajar con ni os con discapacidad, tal vez los j venes sienten que no se va a avanzar sus carreras hacien- do eso, pero si est s trabajando, por ejemplo, en la escritura, sí se pueden hacer grandes cosas. Por otro lado, todo esto también requiere tiempo. Los maestros en las escuelas a veces no tienen tiempo ni para respirar y si tienen 60 ni os, como lo vi algunas veces en Bolivia, En este escenario las ideas que te comparto se vuelven casi imposibles. La situación de discapacidad cruza todas las dimensiones de la vida, incluyendo la de ser estudiante. ¿Qué ha podido indagar sobre la experiencia educativa un estudiante con discapacidad? Una de las cosas que he encontrado con ni os que podían hablar conmigo para explicarse era la falta de expectativas de la escuela y de sus profesores respecto de su esfuerzo y capacida- des. Los ni os sabían que podrían hacer cosas, pero sus profesores no le han pedido hacerlo, no le han dado esa tarea, y el ni o termina sentado ahí, pensando que podía puede intentarlo y que por qué no est incluido. Los niños con Síndrome de Down tienen un continuo de capacidades muy amplia. Por ejemplo, algunos aprenden a leer y escribir muy bien y luego trabajan en diferentes lugares. Hablando con adultos, muchos me han hablado de sus experiencias en la escuela. Un se or de sesenta a os vino conmigo, porque quería participar en un proyecto que yo estaba realizando. Yo le di algo para que leyera. Le dije “¿puedes leerlo?” Y no pudo, pero quería estar en el proyecto por- que me dijo que había pasado cada a o en la escuela, donde asistía cada día, pero no aprendi a leer y no aprendi a escribir y él sabía que hubiera podido hacerlo. Ahora tiene 60 o 70 a os y me he sentido mucha frustraci n, porque qué oportunidad se ha perdido para esa persona, que no ha podido hacerlo porque la esperanza respecto de él era tan baja. A veces pasa por miedo de no querer que el ni o se ponga mal al no poder hacer algo, o porque piensa que nor- malmente no puede, o que est acostumbrado a que el ni o empiece y no termina, hay varias razones, pero en todas ellas a veces subestimamos lo que pueden hacer los ni os, o lo que pueden intentar hacer. Esa es la eso es esa es la historia m s fuerte que he visto de todas las entrevistas que he hecho con adultos y j venes que han pasado por la por la escuela.

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