Transformar la educación. Entrevistas que muestran caminos

63 TRANSFORMAR LA EDUCACIÓN. ENTREVISTAS QUE MUESTRAN CAMINOS est pendiente el tema normativo, porque muchas veces las leyes est n ahí, pero no se imple- mentan y se quedan en papel mojado que apenas sirve para lavar la cara a la clase política. Hacen falta políticas p blicas que incluyan personal, programas y recursos. En ese sentido, el modelo de Argentina me parece un referente: abordando la Educaci n Se- xual Integral y, en el marco de ella, se incorpora la diversidad sexogenérica. Respecto al modo c mo incorporarla, creo que hay que tener en consideraci n los límites de tratar estas cuestio- nes de forma transversal, ya que en experiencias previas en Espa a se ha visto que, como no estaba dentro de las asignaturas con un tiempo y temario específico, al final nadie hablaba de diversidad sexogenérica. Entonces debiera estar la transversalidad, que estas diversidades se traten en todas las asignaturas, pero que existan simult neamente tiempos y recursos especí- ficos para abordarlas. El último período ha estado marcado por un crecimiento de los movimientos reaccionarios, del tipo “con mis hijos no te metas”. Ya hay evidencia de casos en que han tenido éxito electoral. ¿Cuáles son sus principales preocupaciones sobre esta agenda? La educaci n es desde siempre un campo de batalla entre aquellas posturas m s conser- vadoras y aquellas posturas m s progresistas. Ahora tenemos todos estos movimientos “an- ti-género”, de extrema derecha, ultraconservadores que hacen de la educaci n sexual, de la educaci n en diversidad sexogenérica, un campo de batalla, tergiversan la informaci n, dan noticias falsas, etcétera. Yo creo que lo preocupante es que, en el fondo, les da igual la educaci n, y lo hacen simple- mente porque es un campo que les da réditos electorales. Todo este discurso de “con mis hijos no te metas”, “la escuela sin partido”, etcétera, apela a la idea de que “yo decido su educaci n de mis hijos y no quiero que les ense en seg n qué cosas”. Y aquí vienen las fake news , que buscan generar p nico moral y que la gente termine escogiendo el miedo, que digan que no van a votar a partidos que quieren hablar de educaci n sexual, sino que lo hacen por quienes prefieren que no se hable de estos temas en los espacios públicos. Esto provoca que, por un lado, los partidos conservadores sí hagan de esto una bandera, mientras que los partidos pro- gresistas prefieran obviar el tema. Esta situación también ocurre a un nivel micro, cuando las familias ultraconservadoras, que a lo mejor son dos o tres dentro de todo el centro, van a ir a quejarse de porque a sus ni os y ni as se les est hablando de temas que tengan que ver con la sexualidad. Parece que “las familias” est n en contra de que haya educaci n sobre estas cuestiones, pero la gran mayoría de familias que sí que quieren que se trabaje la sexualidad en el centro, lo que ocurre es que no van a quejarse ni est n siendo activistas. ¿Es posible seguir avanzando en este escenario? Hay que seguir avanzando, poco o mucho, lo importante es avanzar. Estamos ante movimientos reaccionarios: estos movimientos existen porque ha habido un avance en los derechos de las mujeres, en el reconocimiento de los derechos de las personas LGBT. Con el franquismo no hacía falta que hubiera un movimiento hom fobo en la escuela porque la escuela ya era homo- fobia en sí. Hoy, por ejemplo, muchos pueblos en Espa a pintan un banco con la bandera del orgullo o con la bandera trans. Aparece gente hom foba o tr nsfoba y vandalizan los bancos escribiendo “maric n” o lo que sea. Y hay gente que dice que antes esto no pasaba, ¡pero es que antes estos bancos ni siquiera estaban en las calles o las plazas! Las conquistas sociales nunca se han logrado sin resistencias. Estos movimientos reaccionarios se dan en respuesta a los avances sociales. Ahora los líderes de estos movimientos ultraconservadores también se

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