Transformar la educación. Entrevistas que muestran caminos

15 TRANSFORMAR LA EDUCACIÓN. ENTREVISTAS QUE MUESTRAN CAMINOS Parte de mi tarea es también tratar de responder a esa pregunta y la respuesta es que hay que escuchar a los maestros y los propios j venes, poderosa y fundamentalmente. Y creo que nos sorprender n algunas de las respuestas que recibimos de estudiantes de comunidades pobres diciendo, debido a COVID tuve que dejar de ir a la escuela. O bien, a veces no quieren ir a las escuelas porque no tienen voz y no hay conexi n con su vida diaria. Así que una de las cosas que sucedi , por ejemplo, en Porto Alegre durante un tiempo fue que a los maestros se les pag extra para ir a las comunidades guiadas por sus estudiantes, para aprender sobre las formas y la vida cotidiana y las experiencias religiosas, musicales y poéticas de los estudiantes, y luego desarrollar un plan de estudios nacional, reorganiz ndolo para que se conectara con la vida cotidiana y la experiencia de los j venes. Necesitamos entender que cuando decimos una voz, tiene que ser una voz de toda la comuni- dad en deliberaci n, dispuesta a criticarnos unos a otros y respetarnos unos a otros. ¿Qué lugar tiene el Estado o las reformas educativas en estos cambios que usted propone? Tu pregunta me remite a otra interrogante: ¿Podemos utilizar la escolarizaci n para la trans- formaci n social? Con demasiada frecuencia, la izquierda tradicional dir que las escuelas no pueden hacer nada. Es lo que Marx indic respecto de que la base es la economía y que la sociedad civil simplemente reproduce las relaciones de dominaci n y subordinaci n y los me- canismos ideol gicos para volver a producirlas. Entonces, a menos que podamos cambiar la economía, no podemos cambiar la sociedad. Tengo cierta simpatía por esa perspectiva. Creo que la economía política es crucial y centrarse en la economía política es crucial, pero conside- ro también que es muy mecanicista, defectuosa y contradictoria. No quiero que me malinter- preten, pero incluso si creemos que no se puede cambiar la sociedad a menos que se cambie la economía, las escuelas son fundamentales para eso. Así, por ejemplo, podemos cambiar el currículo, tomar el conocimiento dominante y convertir- lo en conocimiento contrahegem nico. Todavía es STEM, sigue siendo matem tica, pero est conectado a proyectos m s grandes de transformaci n de la sociedad y la vida cotidiana de las personas. Pero las escuelas también son centrales de otra manera, en su profunda conexi n con las co- munidades locales. Que las escuelas se conviertan en centros de movilizaci n comunitaria, en centros de atenci n médica, de abogados comunitarios, espacios abiertos para la movilizaci n comunitaria. Eso se vuelve absolutamente central porque hay muy pocas instituciones que lo hagan en la mayoría de las naciones capitalistas. Quiero que nos tomemos muy en serio cuando la derecha ataca las escuelas en Brasil, cuando dice que no se puede ense ar este plan de estudios, o en los Estados Unidos, cuando dice que no se puede hablar de la raza, no se puede ense ar sobre la gente gay; no se puede ense ar sobre tantas cosas en este momento. Y veintisiete estados en los Estados Unidos est n a punto de aprobar una legislaci n que despedir a los maestros si no “ense an bien”. Entonces, uno se pregunta ¿Por qué los grupos dominantes, neoliberales y neoconservadores y populistas de derecha, est n tan enojados con las escuelas? Para hablar del Estado no nos sirven las teorías mecanicistas que tenemos. Creo que son muy irrespetuosas. Los maestros no son marionetas. Muchas comunidades no son títeres, y los es- tudiantes ciertamente tampoco lo son. Así que quiero que volvamos a ellos para responder a esta pregunta. La derecha no estaría luchando tanto contra el currículo, contra los maestros, si no hubiera habido una gran raz n. La derecha entiende a Gramsci mucho mejor que algunas partes de la izquierda. Y eso significa una autocrítica en muchos sentidos. Hubo y hay avances,

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