Transformar la educación. Entrevistas que muestran caminos
98 TRANSFORMAR LA EDUCACIÓN. ENTREVISTAS QUE MUESTRAN CAMINOS que no son humanizadoras, o que derechamente son deshumanizantes. En estos casos, se pro- duce una naturalizaci n de la falta de reconocimiento de la humanidad, una invisibilizaci n de quienes no se adecuan a determinados par metros de normalidad o de lo que se entiende por correcto o positivo. Considerar las perspectivas humanistas es de gran utilidad en estos casos, pero entendiendo que estas no son nicamente de posiciones abstractas o te ricas: una per- sona que es invisibilizada o no reconocida se ve afectada en su desarrollo como ser humano y puede ser víctima de discriminaci n o de acoso. La visi n de un concepto como el humanismo puede verse como etérea, en realidad tiene implicancias sumamente concretas. José Ignacio Pichardo aborda el mismo tema, aunque de otra perspectiva. ¿qué tan minoría es determinado grupo, qué tan particular es su situaci n, si es transversalmente discriminado en diferentes realidades o culturas? Esta potente pregunta es también la constataci n de que las transformaciones que requiere la educaci n no son nicamente de reconocimiento, aunque éste ya es de gran importancia. Existen condiciones estructurales que reproducen situaciones desventajosas para algunos, las mismas que ofrecen ventajas a otros. Así lo indican los entre- vistados con un pensamiento que privilegia este tipo de reflexiones, como Peter MacLaren. Es posible agregar a n m s complejidad a lo que estamos analizando. Los entrevistados nos indican que algunas respuestas orientadas a modificar cierta normalidad o transformar la tra - dici n -cuando esta da a a algunas personas- tampoco ayudan siempre a solucionar el pro- blema. Ernesto Rea o habla del tutelaje, esta posici n de control sobre quien se encuentra en situaci n de desventaja. Frente a un genuino deseo de protecci n, puede provocarse un efecto de desempoderamiento de los sujetos a los que buscamos apoyar y la constataci n de la existencia de bajas expectativas sobre su desarrollo. Como si lo anterior no fuera suficiente, en relación al efecto que tienen en las personas las din micas que se buscan transformar, es importante recurrir a lo que Caterine Galaz llama in- terseccionalidad, es decir, una persona puede vivir efectos de diferente tipo de desventaja al mismo tiempo (género, exclusi n social, nacionalidad, etc.) Transformar la educaci n es entonces una empresa difícil, pero al mismo tiempo indispensa- ble, si observamos los efectos que generan en personas, grupos y sociedades aquellas visio- nes o prácticas que, dándose por normales, generan un escenario que beneficia más a unos que a otros o que impide alcanzar objetivos o metas relevantes desde el punto de vista social. ¿Qué desafíos se presentan en los procesos de transformación? Si la pregunta avanza desde cu l es el escenario que debe transformarse, a qué fen menos ocurren cuando estos procesos de cambio se implementan, las personas entrevistadas ofre- cieron diferentes e interesantes perspectivas y propuestas. El tel n de fondo de ellas da cuenta de la importancia de observar que los objetos de cambio son profundos y multidimensionales. Entre pensar el cambio y que éste se realice puede haber una importante brecha, lo que en sí mismo puede ser un problema. Como ya mencionamos, muchos cambios implican modifica - ciones en perspectivas profundas de las personas, por lo que en muchas ocasiones ver trans- formaciones complejas puede ser un proceso lento y, por lo tanto, desgastante. Sin embargo, en otras ocasiones, se vislumbra un movimiento distinto, porque por el propio devenir de la sociedad o de la cultura propicia la realizaci n de transformaciones y luego el desafío es que éstas queden socialmente reconocidas. En esta variaci n también puede trans- currir mucho tiempo, incluso generaciones.
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