Procesos de planificación curricular en educación en ciencias de la salud: desde un currículum eficaz a un currículum transformador: teoría y práctica

Diálogos. Educación Inclusiva y currículum en Ciencias de la Salud desde la diversidad funcional, tensiones y desafíos 60 no se actúa al respecto. Entonces, pareciera ser que esta lógica de respuesta reactiva más que proactiva está muy instalada. Obviamente eso también tiene un proceso curricular, o sea el currículo inclusivo no puede estar esperando, nos invita a reconocer todas estas dimensio- nes y necesidades. Porque a veces está en la realidad, está en la necesidad, está en el estu- diantado y uno no la ve hasta que emergen los problemas y ahí actuamos de manera reactiva. Sobre el énfasis en el campo clínico, en la tran- sición al espacio clínico, allí es fundamental el conocimiento del estudiante: no nos puede su- ceder que el estudiante en su cuarto o quinto año, ,cuando empieza los procesos de práctica clínica recién ahí nos enteremos de que este estudiante tiene ciertas dificultades que res- ponden a una situación, a una condición de salud, a una dificultad de una estructura o una función, y que podría comprometer su proceso de práctica profesional, que podría condicio- nar que en ciertas prácticas apruebe y en otras no. Entonces, ahí tiene que haber un diálogo y generar un clima de confianza para que el estudiante plantee esto y se haga atendiendo a lo que Luis nos plantea, el temor a exponer su condición justamente por eso, por el temor a ser discriminado en escenario clínico. La ex- periencia del estudio que realizamos desde la Facultad de Medicina con docentes clínicos, lo que se apuntaba era a esa necesidad de trans- misión de información desde las escuelas: “a mí nadie me ha dicho, cuando llega este estu- diante que este estudiante tiene ciertas nece- sidades”. Esto te lo digo desde la realidad de 5 docentes clínicos que yo entrevisté, docentes con y sin experiencia. Los docentes con expe- riencia me decían independiente de la visión, hay coexistencia y diversas visiones de la disca- pacidad, pero aquellos docentes que indepen- diente de que consideren de que estudiantes debiese estar o no, obviamente, hubiesen agra- decido que la escuela se hubiese anticipado para ajustarse a habilitar, a discutir, a poner so- bre la mesa estas tensiones, estos miedos, estos temores sobre qué puede hacer, qué no puede hacer, qué puedo hacer yo, qué podemos hacer con él y preparar al equipo, dado que el lide- razgo y la vocación en la docencia clínica son valores y actitudes muy valiosas. Y un equipo, un Profesor encargado de un curso de práctica profesional puede detectar eso, porque conoce sus campos clínicos, entonces puede saber efec- tivamente que en este espacio, de este contexto de práctica, este estudiante está más expuesto a situaciones de discriminación, de maltrato, de exclusión, que van a comprometer su proceso. Ahí hay que hacer un trabajo que articula los dos espacios, con tiempo anticipado, creo, es el principal desafío. Y hay que formar la escuela, no se puede entender como un proceso parale- lo a la práctica profesional. No es que el espacio clínico dispone y antepone sus términos a los es- tudiantes, es una extensión, es parte del proceso. Lamentablemente, reconocemos las dinámicas de que el campo clínico demanda y además acu- sa también de que no hay colaboración, no hay información, que los sobrecargan, los saturan y este es un buen punto de encuentro para com- partir eso con los recursos que se tengan. Pregunta: Sandra ¿qué desafíos existen en la posibilidades de empleabilidad de personas con diversidad funcional de las carreras de la salud en los procesos de inclusión? Sanda Mella: Creo que los desafíos son su- mamente grandes. Creo que la mayoría, no todos, pero la mayoría de los estudiantes en situación de discapacidad de nuestra facultad van a encontrar trabajo en el medio externo, van a ser buenos profesionales. Si tenemos un o una estudiante con depresión que ha sido capaz de controlarla, que ha ido aprendiendo a manejar los procesos ansiosos, etcétera va a ser un buen profesional; si tenemos a uno o una estudiante con déficit atencional, va a ser un trabajador que en el futuro va a llevar un cronograma exacto de lo que tiene que hacer, no va a perder nada, habrá aprendido de su condición. Si tenemos estudiantes con neuro- diversidad van a aportar en forma creativa en los equipos de trabajo, entonces van a poder, para algunos será más fácil y para otros no tan- to , pero pueden. En general, me atrevo a decir

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