Procesos de planificación curricular en educación en ciencias de la salud: desde un currículum eficaz a un currículum transformador: teoría y práctica

Prólogo 10 se quedan con el conocimiento, con la inteligencia y con la investigación, mientras las humanidades monopolizan la invención y la creatividad, la ima- ginación y la comprensión”. De un lado, la raciona- lidad, la objetividad, la convergencia, la lógica, la seriedad, el método. Del otro, la divergencia, la sub- jetividad, la apertura, la fantasía, la ligereza, el juego, la poesía. Se separa y se insiste en las separaciones. Entretanto, los extremos ocupan territorios exclusi- vos, y el gran proyecto de un pensamiento ampliado, integrado, complejo, se queda a medio camino. Cuando Bertrand Russell escribe su Decálogo del maestro no piensa en un currículo recargado ni en taxonomías asfixiantes. Con brevedad sugiere: “I. No te sientas absolutamente seguro de nada. II. No pienses que vale la pena ocultar las evidencias para progresar, porque éstas saldrán ciertamente a la luz. III. No recurras a la fuerza para ahogar las opiniones contrarias, porque si lo haces las opiniones te aho- garán a ti. IV. No temas sustentar ideas excéntricas, porque todas las ideas que hoy aceptamos lo fueron alguna vez. V. Busca tu placer en la discrepancia in- teligente, antes que en el asentimiento pasivo, por- que la inteligencia implica una comprensión más profunda que la pasividad. VI. Sé escrupulosamente veraz, aunque la verdad sea contraproducente, por- que es peor aun cuando tratamos de ocultarla. VII. No envidies la felicidad de quienes viven en paraísos falsos, porque sólo un necio puede pensar que eso es felicidad. VIII. Nunca trates de poner obstáculos al pensar, porque seguramente lo lograrás. IX. Cuando tropieces con oposición, procura vencerla con argu- mentos y no con la autoridad, porque el triunfo que depende de la autoridad es ilusorio. X. No te dejes intimidar por la autoridad de los demás, porque siempre encontrarás autoridades de signo opuesto”. Russell no es ingenuo. Sabe con certeza que la em- presa es difícil y sin garantía. Con claridad afirma que los hombres temen al pensamiento, por su ca- rácter subversivo, destructivo y despiadado con los privilegios. Agrega que el pensamiento es grande, ligero y libre, la luz del mundo y la mayor gloria del hombre. Agrega con especial énfasis, que corres- ponde a todos, sin excepción, y no como privilegio de unos pocos, para evitar que nos inunde el miedo. En estamateria cada cosa tiene su precio: difícilmen- te se aprende cuando se está demasiado cómodo, en ausencia de riesgos y sin esfuerzo. En la tradición bíblica se sugiere que una buena formación encierra una trampa. Si hemos de tomar en serio al Eclesias- tés, lo mejor es el espacio tranquilo de la ignorancia: “Cuanto mayor la sabiduría, mayores los problemas: mientras más se sabe, más se sufre”. Sin embargo, otra perspectiva parece más razonable. El Agame- nón de Esquilo elije un enfoque alternativo y nos señala otro camino: “Zeus puso a los mortales en el camino del saber, cuando estableció por ley que se adquiera la sabiduría con el sufrimiento”. El divino Zeus nos advierte que se aprende con do- lor; pero no de un dolor estéril sino productivo. Es por medio del trabajo, la dedicación, la búsqueda sin garantía, el compromiso, como el ser humano madura el conocimiento y expande sus posibili- dades. Por cierto, también mediante la apertura al misterio, la aceptación del error y la tolerancia al fracaso, (este último, siempre al acecho). El dolor está en el inicio, es condición y no tanto consecuen- cia. Mucho antes Hesíodo ya lo había dicho: “Antes del mérito los dioses han puesto el sudor”. Inversamente, un espacio rutinario, indoloro, pue- de carecer de promesa, pero aun así resultar seguro. Significativamente, el filósofo inglés John Stuart Mill hablaba del “profundo sueño de las opiniones acep- tadas”. Esto es, cuando alguien cree saber, cuando su saber es indudable, y cuando rehúye la racionalidad abierta, el vagabundeo libre del pensamiento. Una buena educación requiere del desasosiego. En lenguaje de Hegel: “La formación comienza con la extrañeza”. En una frase de Oscar Wilde: “El des- contento es el primer paso para el progreso de un hombre o una nación”. Es evidente que no habrá búsquedas personales si no existe previamente alguna forma de inconformidad. En el origen de la creatividad, por ejemplo, regular- mente se reconoce una pregunta, una insatisfacción, al menos un deseo de perfección o un impulso desti- nado a trascender una condición determinada. En su Alegoría de la caverna, Platón problematiza sobre las resistencias que movilizan las personas cuando son empujadas a abandonar esos estados de tranquilidad.

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