Acompañar en la vida y en la muerte: recomendaciones para los equipos de APS sobre la preparación para la muerte de personas mayores en fin de vida
26 pueden atender e identificar signos y síntomas de alarma que indiquen la necesidad de parar y recibir atención profesional. Para evaluar o medir la intensidad del síndrome de burnout, el cuestionario Maslach Burnout Inventory (MBI) e s uno de los más usados. 2.4. Las prácticas de cuidado institucionales y personales. El cuidado propio de los equipos de salud que asisten a personas mayores en fin de vida suele ser relegado a un segundo plano, aun cuando se reconoce que sus integrantes están sometidos a altos niveles de estrés y sobrecarga emocional. La descripción de prácticas personales, grupales e institucionales de cuidado refleja la percepción de que el autocuidado es una responsabilidad compartida. Se describe una separación entre las prácticas institucionales —siempre insuficientes y a veces inexistentes— y las prácticas personales y grupales, las que se vinculan a creencias y estilos de vida. “Estos espacios de autocuidado que están acá en los centros de APS tienen como una finalidad, digamos, no tan profunda ni específica para abordar estos temas, son como más bien ligeros. Y las personas que están trabajando, ya sea con personas mayores que están al final de sus vidas, no está como estandarizado, no está regulado”. (Equipos de salud Recoleta y El Bosque) “Podrían existir así como quizás con los mismos compañeros, la psicóloga, hacer como este tipo de terapias, pero igual lo veo difícil, porque en realidad siento que es un proceso como tan individual, que no todos lo viven de la misma forma y que no a todos les duele de la misma forma también”. (Equipo de salud La Pintana) “Yo siento que esa es la única forma, el tener la posibilidad de tener un tiempo de autoprotección, pero no sé cómo se podría llevar eso a cabo en la realidad. Yo siento que es imposible”. (Equipos de salud Renca y La Granja) Recomendaciones • A nivel institucional el cuidado propio puede ser facilitado si se desarrolla una cultura de cuidado. Para contar con una cultura institucional de cuidado, es relevante que las jefaturas y autoridades valoren y retroalimenten el trabajo que hacen los equipos, ya que tienen la responsabilidad de conocer su contexto de trabajo y apoyar las acciones que vayan en su directo beneficio. Por lo tanto, es recomendable que el equipo de salud pueda organizarse, reconocer sus necesidades y darlas a conocer a las autoridades.
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