Acompañar en la vida y en la muerte: recomendaciones para los equipos de APS sobre la preparación para la muerte de personas mayores en fin de vida

17 • Las/os cuidadoras procuran otorgar cuidados de fin de vida en un entorno de cercanía y tranquilidad, incluyen el contacto con la familia para que se despida o acompañe a la persona mayor en fin de vida. • Las familias pueden dar la tranquilidad a las personas mayores de que sus seres cercanos estarán acompañados. • Ocuparse de buena manera de los cuidados físicos, como el manejo de síntomas que puede presentar la persona mayor durante el proceso de fin de vida y aquellas prácticas vinculadas a la hidratación, alimentación y prevención de lesiones de la piel. • El equipo de salud promueve el acompañamiento y adecuación a prácticas espirituales de las personas mayores. 2.4. Acompañando a las familias Acompañar a las familias puede tener diferentes niveles, por un lado la atención y cuidado de la persona mayor y de la o el cuidador, es la principal labor que realizan los equipos sanitarios. Se reconocen problemas con la continuidad de la atención, así como se valora positivamente el seguimiento, incluso telefónico. Por otro lado, acompañar a las familias también se enfrenta a la dificultad de incluir a todo el grupo familiar, ya sea porque no siempre está disponible o bien porque el equipo no cuenta con tiempo suficiente. Sin embargo, se destacan algunos ámbitos centrales de este acompañamiento, que se describen a continuación. Los equipos de salud enfatizan la importancia de la espiritualidad y ajustarse a las creencias de las familias para facilitar la conversación sobre la muerte. Enfocarse en las necesidades y creencias puede ayudar a las/os cuidadoras a dejar ir, es decir, aceptar la muerte. Las/os familiares y cuidadoras también reconocen la importancia de ciertas prácticas religiosas que ayudan o facilitan este tránsito hacia la muerte, la mayoría de ellas de ámbito afectivo, como la compañía de familiares, o religiosos, como la visita de una autoridad o servicio religioso. Para familiares y cuidadoras/es la condición de salud de la persona mayor, en particular la existencia de una patología terminal, el evidenciar el sufrimiento y los deseos de morir, les permitieron asimilar la muerte como un evento esperado para el descanso, aun cuando esto puede ser asumido más bien como una resignación y no una preparación propiamente tal. “Una nunca está preparada, pero de repente cuando llega ese momento tú dices ‘no, no es vida para ella, no es vida que esté así”. (Cuidadora, La Granja) “Le pedía a Dios que se acordara de él, le pedía a mis abuelos que ya lo tomaran de la mano, y yo le hablaba a mi papá, le decía yo ‘pero quédese tranquilo’ le decía yo, ‘mire, vaya, los abuelos lo están esperando, lo están esperando mis abuelos, mi mamá, mis tíos”. (Cuidadora, Recoleta)

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=