Tramar y reparar los cuidados comunitarios: narrativa de vecinas y vecinos de la población Juan Antonio Ríos en Chile neoliberal
78 Tramar y reparar los cuidados comunitarios blea siempre “resolvieron” y a los hombres les gustó “subirse al escenario” por lo menos, a algunos. Pero cuando teníamos problemas en el consultorio lo resolvieron las mujeres, las compañeras. Cuando hicimos un operativo oftalmológico pasó lo mismo, se quedaban ellas en la puerta y los cabros llegaban con las manos en los bolsillos. Y eso ha pasado, en general, cuando nos ha tocado hacer cosas, quiero decir, los hombres son más quedados, porque el sistema funciona de esa manera. Yo me considero distinto, más eléctrico, voy y trato de hacerlas todas, aunque me he equivocado por lo mismo y me ha costado reconocerlo. Una vez, en vez de recibir una crítica de la asamblea, pudiendo ganar o perder esa discu- sión, preferí no escuchar y salir del espacio. Ahora que lo pienso, fue mi machismo lo que me impidió reconocer mi error frente a las compañeras, aunque pienso que las mujeres pueden equivocarse en ese mismo aspecto. A veces uno cree que tiene la razón y todos te dicen ‘oye, sabes que no tienes la razón’, pero uno no quiere verlo, porque le cuesta mucho, porque el sistema te hace no reconocer las cosas. El problema de fondo es que el sistema hace que no seamos iguales, hace que seamos diferentes y esto se vive también en la asamblea. Por eso creo que hay gente que se ha ido. También porque la asamblea tiene una línea y es difícil mantenerse dentro si no estás en esa línea. Otro ejemplo es que las mujeres siempre toman apuntes en las reuniones de la asamblea, ellas son las secretarias. Yo tenía muchas ganas de hacer muchas cosas, pero a mi edad
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