Tramar y reparar los cuidados comunitarios: narrativa de vecinas y vecinos de la población Juan Antonio Ríos en Chile neoliberal

51 Narrativas de vecinas y vecinos de la población Juan Antonio Ríos en el Chile neoliberal Las marcas que me ha dejado la vida Yo tuve un sueño antes que se muriera mi papi. Íbamos a ir de paseo a Combarbalá y tuve un sueño –que lo sigo teniendo, por desgracia– que se daba vuelta el tren y fallecía mi mami. Entonces yo hice pataleta, me puse coloreada y no me sacó nadie para ir al paseo. Me dejaron a cargo de un tío en Melipilla; allí fui a parar pa’ no ir a Combarbalá. Y mi papi, cuando llegaron allá, se compró una sandía. Él no sabía que tenía diabetes; o lo sabía y lo tenía escondido –vaya una a saber. Y se comió casi toda la sandía él solo, y le dio un coma diabético. Tuvo que partir al hospital de Combarbalá, donde no había doctores, y de ahí a La Serena, y en manos del doctor Molina, murió. Y ahí mis pobres hermanos quedaron todos botados allá, mi mamá se tuvo que venir en carroza, fue terrible. Después fue verla llegar... Yo me imaginé que mi sueño se había cumplido, que mi mamá se iba a morir, enton- ces me fui de la casa. Después escuché a lo lejos unos gritos desgarradores, que eran de mi mamá, que se había bajado en la esquina. Esas cosas se me iban poniendo en el cuerpo. Luego vino la muerte de mi hermano mayor. Él había ido a la peluquería, y la niña le había cortado los bellitos de los oídos, y eso le llevó a una infección, se le inflamó la oreja hasta llevarlo a la muerte. Sufrí cualquier cantidad, no sé, aun no supero esa muerte. Él era mi hermano, pero para mí era como el papá de mis hijos, porque a mis cabros me los llevaba pa’ todos lados de paseo. Esa fue la segunda. Y la tercera fue mi mamá. Ahí ya terminé como de vol-

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