Tramar y reparar los cuidados comunitarios: narrativa de vecinas y vecinos de la población Juan Antonio Ríos en Chile neoliberal

34 Tramar y reparar los cuidados comunitarios que operar con un trasplante de glándulas en la carita. Y yo tuve que estar un año acá con mi hijo sola, y mi hija se quedó en Conce con su papá. Y después del año, cuando el médico dijo que había que seguir haciéndole tratamientos recurrentemente, a mí me salía más barato quedarme en Santiago que estar yendo y viniendo. Y ahí busqué trabajo, estuve trabajando en una empresa 16 años, y ya después me traje a la Catalina, y nos quedamos los tres acá. Mi hijo mayor es mi niñito regalón, él dice que él es el único hijo que yo tengo. Él les dice a mis otros hijos: ‘Ustedes son los nietos de mi mamá, yo soy el único hijo’. Él igual vive acá; él tiene dos hijos.Mi nieta mayor tiene 17 años, y con él nunca he tenido problema de nada, de nada, de nada. Todo lo contrario. Él es el que me apoya más, el que me ayuda. El que tiene todos los recuerdos de lo bueno, lo malo, y lo feo de lo que hemos vivido. Porque él lo ha vivido todo conmigo. Todo. Él me decía: ‘Mamá, fuiste la mejor mamá del mundo, yo me siento súper orgulloso de ti, nadie lo hubiese hecho tan bien como lo hiciste tú’. Yo le pedí ayuda a mi familia, yo pensé que mi esposo me podía ayudar, y no me ayudó. No me ayudó. La Catalina me dice que yo no nunca me preocupé de ella; me da mucha lata, porque cuando ella estuvo en Conce, y estaba en la universidad en Conce, yo tenía que mandarle la plata hasta de los pasajes. Le compraba todo. Los lápices, los cuadernos, le mandaba la plata pa’ la u, todo, le pagaba la u. Y como que han sido un poco mal agradecidos mis dos hijos menores. La Catalina, su papá ¡es su papá! Es como un gran Dios.

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