Tramar y reparar los cuidados comunitarios: narrativa de vecinas y vecinos de la población Juan Antonio Ríos en Chile neoliberal
20 Tramar y reparar los cuidados comunitarios Mi hijo mayor por suerte, es más ordenado, pero con mi hijo chico todos me dicen “no, si ya está grande”, pero hace puras cagás, las glicemias se le van a la mierda, tienes que estar encima. Si yo le digo al papá, me dice “no, pero es que él no quiere”, si al final son los dos como cabros chicos y tienes que asumir el rol no más. Qué vas a hacer. La realidad de las mujeres es que no tienen cómo cuidar su salud mental, sobre todo las mujeres de mi edad. Estás como sostén de todo el mundo y, por ejemplo, para mí mi vía de escape normalmente es salir con mis amigas o venir acá con las chiquillas a trabajar, conversar, te reís, y todo; y eso no lo tienes. Afortunadamente, yo tengo súper buena relación con mi esposo, pero de repente ni siquiera podía hablar, porque los hijos son tan absorbentes, que tú estás hablando por te- léfono y están opinando de lo que tú hablas. A veces yo me tenía que encerrar en el baño para poder tener un poco de privacidad, y eso es brutal. Estás todo el día “mamá, mamá, mamá, mamá”, y la ropa, y la comida, y no sé qué, y “estoy aburrido, estoy aburrido, estoy aburrido”. Cuando partió la pandemia, nos dormíamos como a las cuatro de la mañana, nos despertábamos súper tarde, era así una cosa de locos. Y después ya nos empezamos a ordenar cuando los niños empezaron con clases; nos empezamos a ordenar así bien cuadraditos. Porque al principio no tuvieron clases, estaban viendo si los mandan o no. Después se orga- nizaron. Si los colegios tampoco sabían cómo hacer clases online, entonces tuvieron que rearmarse en ese tiempo –y bueno, nosotros también. Después, cuando empezaron las
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