Tramar y reparar los cuidados comunitarios: narrativa de vecinas y vecinos de la población Juan Antonio Ríos en Chile neoliberal

138 Tramar y reparar los cuidados comunitarios “Ser mamá” igualmente significa tener conflictos con nuestras hijas e hijos porque son personas diferentes a no- sotras, que pueden tener opiniones distintas y que, además, están en proceso de formación. Pero esto no implica que debamos agredirnos mutuamente. Muchas veces nosotras, desde la rabia, usamos palabras agresivas con nuestros hijos de las cuales después nos arrepentimos porque sabemos que les estamos causando un daño. Por ejemplo, si nuestro hijo consume drogas en la población y lo llamamos “drogadicto”, le negamos la posibilidad real de cambiar. Por lo mismo, es mejor intentar acercarnos a ellos desde el cariño, la empatía y el respeto. Esto último es importante, ya que nos da la capacidad de decir a nuestras hijas e hijos “no me gusta que hagas esto porque te hace daño” o decir “acepto que te guste esto porque es tu opción” en relación con su orientación sexual. Sabemos que cuesta, pero se puede lograr. Incluso, si se trata de un asunto agotador como la falta de colaboración en el cuidado de la casa. Aun en ese caso, creemos preferible conversar al respecto, que agredir a nuestros hijos. Al final, tratar de razonar y entender lo que hace y necesita cada persona de la familia, lo cual significa un “apañe”para todos, porque aclara la situación, reordena las responsabilidades y trae calma a la casa. Por otra parte, nuestros hijos e hijas pueden ser nuestras cómplices; apañarnos, contenernos y aconsejarnos si tene- mos problemas personales o económicos. Porque, a pesar de lo que podamos pensar, tienen experiencia y saber. Pero, lo más importante, porque nos quieren. Y cuando sentimos que

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