Tramar y reparar los cuidados comunitarios: narrativa de vecinas y vecinos de la población Juan Antonio Ríos en Chile neoliberal

132 Tramar y reparar los cuidados comunitarios Cuidar, mantener, reparar, ¿hasta cuándo estirar el elástico? Cuidar es “poner diligencia, atención y solicitud en la eje- cución de algo”, “asistir, guardar, conservar”, o “mirar por la propia salud” (RAE, 2022). Pero si hablamos de relaciones humanas, cuidar significa “lo que hacemos para mantener, continuar y reparar nuestro mundo para que podamos vivir en él lo mejor posible” (Fisher &Tronto, 1990). Con “nues- tro mundo” queremos decir cualquier aspecto de nuestra situación que defina lo que somos, lo que sabemos o lo que valoramos de la vida. Por ejemplo, nuestra pareja, nuestra familia, nuestras amistades, nuestras organizaciones, nuestro trabajo o nuestro barrio. Si cuidamos una casa, solemos preocuparnos por mantener en “buen estado” los objetos que nos parecen importantes y reparar aquellos que hemos “roto” o “estropeado”. Y si cui- damos “nuestro mundo” queremos decir casi lo mismo, que estamos tratando de mantener “sanas” nuestras relaciones y reparar los “daños” que hemos ocasionado a otras personas. Esto implica que, si hacemos daño a alguien, tratamos de remediarlo con una disculpa, o que, si hay una pelea en nuestra familia, tratamos de arreglarla con una conversación. Mucho de ese trabajo de mantención y reparación de los mundos en que vivimos, está en manos de mujeres. Hemos visto como, constantemente, las mujeres levantamos “puentes” entre los integrantes de nuestras familias, amigos u organiza- ciones cuando hay conflictos. Incluso cuando esos conflictos

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