Tramar y reparar los cuidados comunitarios: narrativa de vecinas y vecinos de la población Juan Antonio Ríos en Chile neoliberal

129 Narrativas de vecinas y vecinos de la población Juan Antonio Ríos en el Chile neoliberal blico, tampoco. Vivir con miedo a la violencia de nuestras parejas, menos. Y vivir callando ante el maltrato que sufre la mujer del otro lado de la calle nos hace cómplices. Por esto, es importante acompañarnos entre mujeres. Somos pares y podemos darnos apoyo para hacer frente a las dificultades, el machismo y las situaciones de violencia que vivimos. Si escuchamos que a una vecina le pegan o le gritan en su casa podemos interrumpir la discusión sin en- frentar de manera directa al agresor. Por ejemplo, golpeando la puerta y dando cualquier excusa para hablar con nuestra vecina “¡vecina! ¿tiene algo de azúcar?”, o demostrando que escuchamos lo que sucede, saliendo al patio y hablando fuerte. También podemos enfrentar directamente al agresor, gol- pear la puerta y decir “vecino ¿qué le pasa con mi vecina?” pero corremos el riesgo de que nos agreda a nosotras o de que la vecina, por miedo, lo defienda. Por eso, lo mejor es hablar con ella en otro momento, cuando este sola y en ese contexto darle a entender que estamos ahí para escucharla y apoyarla. Lo importante es construir lazos de confianza y amistad con las mujeres que nos rodean y eventualmente juntarnos a compartir y conversar de los temas que nos importan. No solo para hablar de machismo o violencia, sino, también, para entregarnos afecto, contacto y piel; pasarlo bien, ayudarnos en las actividades cotidianas de cocina, limpieza o crianza; y hablar, desde el respeto a las decisiones de cada una, sobre lo que significa ser mujeres en nuestro territorio, con nuestros deseos y sueños. Construir una fuerza que nos permita remar hacia un horizonte de amor, respeto, tranquilidad e igualdad.

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