Comunicación, política y sociedad. Estudios y reflexiones contemporáneas

Salvador Percastre-Mendizábal 81 internet y las redes sociales para hacer deseable un hecho noticioso. Como refiere Valdettaro (2017), “lo extimio diluye la diferencia del adentro y el afuera” (p. 31). Respecto a las combinaciones de los sistemas mediáticos masivos ( broadcasting ) y reticulares ( postbroacasting ), siguen en exploración más allá del coronavirus. Ir del broadcasting al networking , es decir, pasar del ecosistema mediático “uno a muchos” al otro de “muchos a muchos” es, según Scolari (2021), la más grande transformación sufrida en las últimas décadas por el ecosistema mediático. En todo caso, dicho cambio de paradigma no implica el final del broadcasting , pero sí la pérdida de su centralidad, enfatiza. Finalmente, y respecto al humor hipermediático de pandemia, éste ha dejado huellas en los medios tradicionales que han adaptado el recurso de los memes a su noticiabilidad digital. Por ejemplo, en agosto de 2022, el periódico argentino Página 12, publicó una portada con la reseña del índice de inflación del mes de julio y en la que se ilustra la nota con una foto del cantante Julio Iglesias, en alusión a la serie de memes que se hace del artista asociados a acontecimientos del séptimo mes del calendario (Página12, 2022). En Ecuador, el diario Expreso (2022) realizó similares prácticas en su cuenta de Instagram. Ilustró una noticia sobre el consumo de alcohol en Japón con el clásico meme de rechazo y conformidad. Estos ejemplos, no significan que asistimos a una tendencia de la memeficación en medios tradicionales, pero al menos evidencian una opción para contenidos noticiables que podría expandirse. Biopolítica, necropolítica y datos Según Almeida y Sánchez (2020), a pesar de ser un virus de baja mortalidad, la mortandad causada por el COVID-19 no era el problema, sino los sistemas de salud que colapsaron y que fueron incapaces de combatir la enfermedad, debido a su deficiente infraestructura. Señalan que a principios de la pandemia se planteó una especie de “clasismo infeccioso” que afectaba sobre todo a ancianos, pacientes que padecían más de dos enfermedades, o personas mal alimentadas. Se creyó, además, por el perfil de un paciente cero como persona de negocios o adinerada, que era una enfermedad de la alta clase social. Lo cierto es que comenzaron a contagiarse y a morir personas que servían a la clase pudiente hasta que se generalizó sin ningún distingo. En los países se puso en marcha la biopolítica de la contención de los cuerpos: los enfermos que deambulaban, constituían una amenaza para el Estado, situación

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