Comunicación, política y sociedad. Estudios y reflexiones contemporáneas
COMUNICACIÓN, POLÍTICA Y SOCIEDAD. ESTUDIOS Y REFLEXIONES CONTEMPORÁNEAS 80 Posterior a la masificación del hecho, Fernández (2020) considera que entra en acción el networking (plataformas, redes sociales) y se produce el intercambio discursivo entre lo masivo ( broadcasting ) y lo reticular. Los medios masivos, entre sus contenidos informativos y de denuncias sobre la pandemia, recuperan memes, noticias falsas u otros posteos que adquieren noticiabilidad en sus espacios. El networking se fortalece, acota. Cabe indicar que, a esas relaciones entre sistemas de broadcasting y networking , Fernández (2020) las denomina post broadcasting y dice que, en su dinámica comunicativa, COVID-19 es una pandemia de Post broadcasting . Para Scolari (2021) el término es provisional y considera que hasta ahora hace falta un concepto que denomine estas hibridaciones mediáticas. Lo cierto es que, en otro aspecto, esas hibridaciones son terreno fértil para propagar la reproducción de contenidos como los memes. Fraticelli (2020) sostiene que durante la pandemia el humor hipermediático se expandió y que, tal vez, fue un tiempo histórico con la mayor producción y mediatización de lo risible. Por más trágica que sea la actualidad, lo reidero se sincroniza con ella, acota. Muestra de ello, fue el sinnúmero de contenido humorístico que generó la pandemia, como el clásico meme del ataúd reproducido en video, gráficas, sonidos, bailes y etiquetas o la caricatura de un coronavirus que sopla una vela y celebra su primer año en el 2021. Para Lorena Escudero (2020), el humor es la vacuna individual de circulación colectiva. Quizá por ello -acota- se recibía y esperaba cada día de la pandemia, los memes y contenidos graciosos de amigos y conocidos ¿Por qué todos nos reímos con el COVID-19? se pregunta esta investigadora y ella mismo responde que el humor cimenta pequeños mundos posibles y circulables, lo que permitió llenar en parte ese tiempo suspendido del confinamiento. El COVID-19 pudo quitarnos salud, trabajo o comida, pero no nos quitó el miedo a morir. Y mientras éste exista, tendremos algo de qué reír, sentencia Fraticelli (2020). Hay lecturas que sacar de este apartado de mensajes virales, humor e intercambios discursivos que se plantean. Una de ellas, es la extimidad que nos va quedando como construcción comunicativa individual o colectiva, sociológica o antropológica. Sibilia (2008, como se citó en Valdettaro, 2017) menciona, precisamente, a la extimidad como la exhibición de lo íntimo en medios audiovisuales o como espectáculo en la red. En la pandemia los cuerpos confinados, entubados en las salas de emergencia o hacinados en morgues y hospitales, propagaron el miedo al virus como mensaje a través de la televisión, las redes sociales y otros medios. Ciertamente, los medios en general aún aprovechan las “miradas voyeristas” que permiten o promueven el
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