Comunicación, política y sociedad. Estudios y reflexiones contemporáneas
Salvador Percastre-Mendizábal 43 Las legislaciones sobre comunicación e información en Latinoamérica se han limitado a la defensa retórica de la libertad de expresión, dejando de lado aspectos importantes como la protección a las y los trabajadores de la comunicación o a la administración del espectro radioeléctrico que, al ser patrimonio de la humanidad, debería ser protegido y distribuido de manera equitativa. Se ha procurado que las leyes en general y la ley de información y comunicación, en particular, se conviertan en un tema especializado, para ser tratado por abogados, asambleístas, congresistas, senadores y en algunos casos, uno que otro “especialista en la materia”, en este caso comunicadores y/o periodistas, dejando de lado a la sociedad civil, que es la mayor consumidora de medios de comunicación, aunque no tiene la posibilidad de decir qué tipo de programación prefiere. Hoy en día, con la utilización masiva de la tecnología, el internet y los dispositivos móviles, la sociedad civil toma un nuevo protagonismo en el que ya no es audiencia pasiva de los medios de comunicación tradicionales, sino que puede devenir en productora, como lo propone Omar Rincón, “Las audiencias nuevas, dejan de ser consumidoras y pasan a ser productoras de sus propias pantallas; esa es la posibilidad política, comunicativa, cultural y tecnológica” (Rincón, 2007, p. 94). Utilizando un celular se puede enviar un video de cualquier acontecimiento, grabar un audio de lo que sucede en su entorno u opinar sobre cualquier tema, lo que convierte en productores activos a quienes antes eran simple audiencia. Esta posibilidad, aunque abre nuevas perspectivas del comunicar, no resuelve la democrati- zación de la comunicación, ni el acceso a los medios masivos de señal abierta. Siguiendo en la línea de Rincón, es necesario que la audiencia asuma su rol de ciudadana y desde ahí, proponer política pública respecto a la información y comunicación, empezando por exigir el derecho a fundar medios de comunicación, a romper con los monopolios, oligopolios y la gran concentración, en pocas manos, de medios de señal abierta, que lo único que buscan es homogeneizar el pensamiento para su propio beneficio. Si bien el internet y las tecnologías móviles posibilitan acceder a otro tipo de información, esto no garantiza un tratamiento plural de temas que interesan a la sociedad. Es más, muchas veces, se queda en la espectacularización de algún acontecimiento y no profundiza en la resolución de problemas y necesidades. Por otra parte, quienes concentran frecuencias del espectro radioeléctrico, han encontrado en la transmisión en línea la respuesta a la necesidad de la población de fundar medios de comunicación. Ahora, el discurso de la libertad de “cambiar de canal” si no le gusta una programación, ha cambiado a “ponga su medio de comunicación en línea”. De hecho, estos medios también están en el internet, eso sí, sin abandonar su frecuencia de señal abierta, lo que nos dice que no deja de ser importante el contar con legislaciones que protejan y promuevan el fundar medios de comunicación de libre acceso.
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