Comunicación, política y sociedad. Estudios y reflexiones contemporáneas
28 COMUNICACIÓN, POLÍTICA Y SOCIEDAD. ESTUDIOS Y REFLEXIONES CONTEMPORÁNEAS Introducción El 2020 quedará marcado en la memoria mundial como el año de la pandemia del COVID-19, tal y como lo declaró la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 11 de marzo. La expansión de la pandemia, que tuvo su epicentro en Wuhan, China, a fines de 2019, reconstruyó la espacialidad de la globalización a partir de un patrón de transmisión en el que destacan tres características comunes: 1) lugares concurridos; 2) contactos de proximidad; 3) espacios confinados y cerrados (Fujita y Hamaguchi, 2020). Tras la propagación de la pandemia a países y continentes, y las mutaciones del COVID-19, el contexto mundial se ha agravado y se ha puesto en cuestión la propia globalización. Las cadenas productivas y de consumo se han visto afectadas, y todavía resulta imposible conocer en su totalidad las consecuencias sociales, políticas y económicas que se derivarán de esta situación. La implementación de medidas antipandémicas ha afectado de manera diferente a países y regímenes políticos, exigiendo medidas onerosas de contención y firme control social por parte de los gobiernos. La enfermedad reforzó los sistemas de vigilancia política de las autocracias y desafió los sistemas democráticos. En este último se cercenaron las libertades individuales y cívicas, en un movimiento simétrico al empoderamiento de estados y gobiernos, dictado por la necesidad de gestionar la crisis sanitaria y las distintas crisis que, a partir de entonces, se generaron. En Portugal, fue a principios de 2020 cuando se informó sobre el virus SARS-CoV-2, que provoca la enfermedad infecciosa del COVID-19. La primera muerte que causó, se confirmó en marzo del mismo año. El estado de alerta fue decretado por el primer ministro, António Costa, del Partido Socialista (PS), el 12 de marzo. Días después, el 18, el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, del Partido Socialdemócrata (PSD), declaró el primer estado de emergencia. Se sucedieron los confinamientos y la renovación de los estados de excepción, con la promulgación de decretos presidenciales y ministeriales que prorrogaron este estado de excepción, la situación de calamidad o el estado de alerta y contingencia. Las medidas implicaron distanciamiento físico obligatorio, restricciones a la actividad económica y laboral, a la movilidad individual y colectiva, así como la restricción de los derechos civiles. Entre las limitaciones impuestas, los ciudadanos debieron cumplir ciertos procedimientos, como el uso de mascarillas, el aislamiento profiláctico, el teletrabajo, la cancelación de determinadas actividades económicas, la declaración de contactos cuando resultaban infectados, responder a los calendarios de vacunación y otros. Con acciones de esta naturaleza, cuyo propósito era contener la pandemia, los sistemas totalitarios, autocráticos y populistas optaron por dos estrategias diferentes: en China, implementaron la política “ Zero-COVID ”, encerrando a la fuerza a millones de personas en sus hogares; en Brasil ignoraron las directrices sobre la pandemia y dejaron morir a miles de personas sin asistencia médica. En la mayoría de las
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