Comunicación, política y sociedad. Estudios y reflexiones contemporáneas

COMUNICACIÓN, POLÍTICA Y SOCIEDAD. ESTUDIOS Y REFLEXIONES CONTEMPORÁNEAS 272 cálculos sobre estos: “Lo que importa para una buena historia es la consistencia de la información, no que esta sea completa. A menudo veremos que, conocer poco, hace más fácil encajar cualquier cosa que conozcamos en un diseño coherente” (2017, p. 119). En el ejercicio de crear una historia coherente, la mente humana prefiere trabajar con ideas activadas , es decir, aquellas que están más a mano; esto explica el falso absolutismo descrito por Lippmann: La confianza que los individuos tienen en sus creencias depende sobre todo de la cualidad de la historia que pueden contar acerca de lo que ven, aunque lo que ven sea poco. A menudo dejamos de tener en cuenta la posibilidad de que falte la evidencia que podría ser crucial en nuestro juicio; lo que vemos es todo lo que hay. Además, nuestro sistema asociativo tiende a decidirse por un modo coherente de activación y suprime la duda y la ambigüedad. (Kahneman, 2017, p. 120) A manera de conclusión, un problema de investigación Desde un punto de vista epistemológico, es posible ofrecer un análisis metateórico del funcionamiento de los estereotipos en la sociedad en tanto objetivaciones de la realidad socialmente construida, en tanto objetos de la ideología y en tanto contenidos del habitus . Es decir, representaciones de las estructuras estructurantes, por tanto, desde las tres perspectivas teóricas ya nombradas, determinaciones de la percepción y comprensión de la realidad y de los esquemas de comportamiento. Si la ideología cubre casi todos los ámbitos de la vida del sujeto, significa que no solo su percepción del mundo o de algunos aspectos particulares está determinada por ella, sino que, consecuentemente, sus juicios y sus comportamientos también estarán sometidos a la misma determinación. Lippmann tiene clara la contradicción existente entre la realidad y la idea que los sujetos tienen de esta, así como la que se puede producir entre la naturaleza humana y sus condiciones, como ya se anotó. De ahí que propone, como parte de su explicación del pseudoentorno y su funcionamiento, una “Relación triangular existente entre el escenario en el que se desarrolla la acción, nuestras imágenes mentales de dicho escenario y nuestras reacciones que, aunque están provocadas por nuestras imágenes mentales, transcurren en el escenario de la acción” (Lippmann, 2003. p. 34). Es decir que, si bien los actos de los individuos son motivados por las imágenes que se posee del mundo, sean propias o de terceros, eso no significa que las actuaciones en el mundo motivadas por imágenes determinen los resultados que se obtengan. Es aquí donde se percibe con mayor claridad que los estereotipos determinan la

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