Comunicación, política y sociedad. Estudios y reflexiones contemporáneas

COMUNICACIÓN, POLÍTICA Y SOCIEDAD. ESTUDIOS Y REFLEXIONES CONTEMPORÁNEAS 266 sociales virtuales ). En ese sentido, “sin importar si la imagen que se tiene del mundo es cierta, se actúa como si correspondiera al entorno verdadero” (p. 26). Esa imagen del mundo es representada en forma de estereotipos. Lippmann define como estereotipo: una proposición que carece de valor de verdad o que carece de lógica, y sin embargo es dada por cierta. La importancia que le asigna el periodista y sociólogo estadounidense está en que los estereotipos preceden a la razón y alimentan la racionalidad en la medida en que son “una forma de percepción que impone un cariz determinado a la información mientras aún se encuentra en el nivel de los sentidos, es decir, antes de que haya tenido tiempo de pasar por el tamiz de la inteligencia” (Lippmann, 2003, p. 95), es decir que la realidad se percibe a través de los estereotipos y no al revés. Este conjunto de imágenes estereotipadas del mundo es llamado por el autor “pseudoentorno” ( pseudoenvionment ), es decir una versión hecha de ficciones de la realidad que permite aprehenderlo en términos (imágenes mentales, palabras) reducidos y, por tanto, manejables. Cuando Lippmann habla de ficciones dice que estas “no son mentiras, sino representaciones del entorno hechas por los individuos” (2003, p. 33). Además, estas representaciones pueden ser desde “alucinación pura” hasta esquemas científicos. Para Lippmann (2003), el pseudoentorno está formado por “naturaleza humana” y “condiciones”, lo cual significa que, por una parte, actúa la necesidad y la curiosidad de los individuos de conocer el mundo de modo que se pueda actuar en él y, por otra, que es la sociedad la que brinda los elementos para conocer el mundo a través de la socialización y la imitación de ideas y comportamientos dictados por terceros. Así, en la explicación de Lippmann, los individuos se adaptan al entono por medio de ficciones que contienen elementos de realidad, pero al mismo tiempo, tales ficciones omiten elementos que pudiesen crear ruidos en la percepción y producir confusión que, afirma, solo puede ser superada mediante el pensamiento crítico. Por último, el mundo estereotipado es aquel que se “cree que es” y no aquel que se quisiera. Así, cuando los acontecimientos encajan con esa idea estereotipada de la realidad “experimentamos una sensación de familiaridad y de estar siguiendo su curso” (Lippmann, 2003, p. 101). En este sentido, los individuos están condicionados por los estereotipos a percibir el mundo como esperan que sea, pero, además, actúan en él según tales condicionamientos, a fin de que los acontecimientos sean semejantes a la idea que se tiene de los efectos y resultados, que son juzgados, a su vez, desde el lente de los estereotipos que dan sentido a la acción desplegada. Estamos en presencia, pues, del funcionamiento de la ideología.

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