Comunicación, política y sociedad. Estudios y reflexiones contemporáneas

Salvador Percastre-Mendizábal 245 Las plataformas, sus lenguajes de programación y sus impactos narrativos, construyen especies percibidas como mayoritarias e influyentes. Lo digital -como ambiente- elabora relaciones e interacciones entre el on y el off line . Pequeñas minorías intensas, a través de plataformas -también minoritarias- generan tendencias sesgadas respecto de los posicionamientos políticos, la participación de la ciudadanía y las preocupaciones de la sociedad. Según datos del Banco Mundial, casi la mitad de la población global no tiene internet. Solo el 60 % de quienes habitan el plantea tienen acceso a la web. Casi la totalidad de los usuarios de plataformas se distribuyen entre las distintas redes, mientras que solo un 2 % de quienes acceden a la conectividad no se comunican a través de estas comunidades. We Are Social analiza qué hacen los usuarios en redes y plataformas. El 58% de la población mundial es usuario de redes sociales. Entre ellos, la mayoría pasa alrededor de dos horas y media expuesto a las interacciones de la web. De los cuatro billones y medio de usuarios que usan redes sociales, las plataformas más utilizadas son Facebook y YouTube, con el 64% y 51% del total de usuarios respectivamente. En tanto, WhatsApp y TikTok experimentaron -en tan solo doce meses- crecimientos cercanos a los dos dígitos (We are Social, 2022). Twitter es una de las plataformas menos utilizadas en la web. Ubicada en el décimo quinto lugar de un ranking que mide a 17 empresas digitales, algunos de sus usuarios se auto perciben como influyentes en la sociedad, al tiempo en que no registran las demandas, expresiones y exclusiones de los sectores de los que dicen hablar. Estos datos reportan que la mayoría de los usuarios se nuclean en torno de unas pocas redes con alta capacidad de repercutir en el resto de las interacciones sociales. Las interacciones -que se reiteran dentro de las comunidades como si fuesen mayoritarias- suelen dar cuenta del sesgo y las formas de construcción de las creencias. Según una encuesta realizada por investigadoras de FLACSO, en la Argentina el 50 % de las familias valora negativamente la educación del país, pero el 90 % considera que la de sus hijos es buena (Del Bianco, 2022). Claramente, la experiencia acomoda las creencias que se generan en las distintas cámaras de eco y luego circulan por las redes y los medios tradicionales. La pretensión metafórica de sustituir votos por clics y -de ese modo- procurar una representación que no es tal, se sostiene en procesos de contigüidad entre quienes dialogan entre ellos mismos y no son permeables a las voces que no consideran repre- sentativas o pertenecientes al mismo espacio.

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