Comunicación, política y sociedad. Estudios y reflexiones contemporáneas
Salvador Percastre-Mendizábal 221 los alimentos -que podían quedar en la puerta a la hora convenida- y los hacían llegar hasta la puerta de otros que los necesitaban, en un sencillo y a la vez complejo microsistema de solidaridad. Sencillo tecnológicamente -usando un sistema digital disponible y de gran penetración-, pero complejo socialmente: saber quién puede dar y quién necesita recibir, quién puede conectar, llevar y traer. Lo mismo pasó con artistas que se inventaron sus conciertos digitales “a la gorra”, a la gorra digital en este caso, pasando el “sombrero” para recoger el dinero que cada uno puede dar por un concierto online, como siempre se hizo en tantos espectáculos populares. Más pobres y vigilados, entonces, pero tal vez más atentos y solidarios también. Yo creo que algo de eso aprendimos. Quizás lo olvidemos rápidamente, pero tenemos la posibilidad de aprovechar algo de esos aprendizajes. La pandemia expandió también el teletrabajo, para bien y para mal. En el plano personal los ahorros de tiempo y costos de transporte, así como las posibilidades de combinar con otras actividades, laborales y no laborales. Pero también los riesgos de aumentar el aislamiento, el control y la precarización del trabajo. La “platafor- mización” de la economía, que ya vivíamos desde antes se aceleró aún más con la pandemia. La “uberización” del trabajo (Antunes, 2020; Marrero, 2021) tiene consecuencias complejas y difíciles de regular, pero que están empezando a ser objeto de políticas públicas en muchos lugares. Aunque también da lugar a discusiones y definiciones muy preocupantes, como el referéndum de 2020 en California, donde las plataformas lograron imponer la definición de que sus trabajadores son contratistas independientes y no empleados de sus empresas, cercenando duramente sus derechos laborales y posibilidades de sindicalización (Chen, 2020). Amplio terreno de lucha para los movimientos sindicales y sociales y para las políticas públicas. Pendientes del hilo de las plataformas, la sindicalización se vuelve muy difícil para estos trabajadores, y sin ella los derechos laborales son arduos de conquistar, ejercer y defender. Educación sin distancias y decolonialidad académica Un tercer espacio que quiero abordar en esta conversación, pesimista y esperanzada, es el de nuestro mundo universitario y académico. El mundo universitario encontró en estos dos años pandémicos algo que era de larga data y que parte de ese mundo ya conocía, pero que otra parte más grande nunca había conocido: la educación a distancia. Obviamente aprendimos muchísimas cosas y usamos tecnologías que ya existían, que se desarrollaron más y tuvieron un uso más amplio e intenso. La educación a distancia, en general, y la universitaria, en particular, tenía larga historia, con experiencias paradigmáticas como la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) española o la Open University inglesa, que fue la cuna de los estudios culturales ingleses en su versión más crítica, la que tiene mucho que ver
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