Comunicación, política y sociedad. Estudios y reflexiones contemporáneas

COMUNICACIÓN, POLÍTICA Y SOCIEDAD. ESTUDIOS Y REFLEXIONES CONTEMPORÁNEAS 206 Cultura fronteriza y cultura política El concepto de cultura política, como escribe Almond (1995), se define desde cuatro direcciones: 1. Conjunto de orientaciones subjetivas hacia la política en una población nacional o un subconjunto de la población nacional; 2. Tiene componentes cognoscitivos, afectivos y evaluativos, incluye conocimientos y creencias sobre la realidad política, sentimientos con respecto a la política y compromisos con valores políticos; 3. El contenido de la cultura política es resultado de la socialización, educación y exposición a los medios de comunicación en la niñez y la experiencias con el desempeño gubernamental, social y económico en la etapa adulta, y 4. La cultura política afecta el desempeño y la estructura gubernamental -lo fuerza pero definitivamente no la determina-. Las direcciones causales entre cultura, estructura y desempeño van en ambas direcciones. (p. 165) La cultura política de las personas, se relaciona con lo que piensan sobre el poder político, cómo conciben el sistema político que se sustenta en relaciones que asignan poder y recursos. Creando instrucciones jurídico-políticas que provocan conductas y prácticas sociales, para generar certidumbre y limitar la incertidumbre (North, 1993). Es así como la cultura política puede entenderse “como un conjunto de ideas, valores y afectos compartidos por un grupo social, que entran en vigor, en el momento en el que se presenta una oportunidad de llevarlos a la práctica”. Es la interacción de ese imaginario colectivo, sobre múltiples aspectos de la vida, vinculado con la relación de los individuos y el poder (Gómez Tagle, 2017, 80). Cabe resaltar que la idea de política es tomada como un sustantivo, que refiere a la discusión de los asuntos públicos, para la asignación del poder y de los recursos públicos. Para indagar sobre la cultura política de la frontera se han hecho estudios sobre ¿Cómo pensamos que es nuestra realidad y la de ellos (del otro lado)? Collins (2013, p. 133) realizó en 2006 una encuesta cara a cara a 745 personas en San Luis Río Colorado, Sonora y 612 en El Paso Texas; en 2007 fueron mil encuestas vía telefónica en San Diego, California, y en el mismo año, mil cara a cara en Tijuana, Baja California. En 2008, 400 encuestas más fueron hechas entre Calexico, California y Mexicali, Baja California. Dichas encuestas tuvieron como base una escala de Likert. En la encuesta se preguntó a los residentes de ambos lados: ¿qué pasaría con su calidad de vida si vivieran en el otro lado? El 58 % de los residentes de San Diego mencionó que sería mucho peor o que podría declinar, sólo el 4.5 % mencionó que mejoraría. En Calexico el 35.7 % mencionó que sería mucho peor o que podría declinar y el 7.1 % que mejoraría. Vemos que importa desde dónde se ven las cosas. En relación con las ciudades mexicanas, en Tijuana el 6.2 % dijo que sería mucho peor o que podría declinar si vivieran en San Diego y el 62.2 % dijo que mejoraría. En Mexicali el 16.2 %mencionó que empeoraría

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