Comunicación, política y sociedad. Estudios y reflexiones contemporáneas
COMUNICACIÓN, POLÍTICA Y SOCIEDAD. ESTUDIOS Y REFLEXIONES CONTEMPORÁNEAS 202 Introducción La función esencial de las fronteras es mantener a las personas en su propio espacio, prevenir, controlar y regular las interacciones entre ellas (Martínez, 1994, p. 5). La frontera México-Estados Unidos, que une y separa al mismo tiempo, es un lugar de encuentro y elusión (Solís, 2021, p. 87), genera identidades entre quienes en ella viven, la crucen en ambos sentidos o no. Desde México, cruzándola cotidianamente se crean prácticas, costumbres y visiones sobre la convivencia social. También para quienes no la pueden cruzar de sur a norte, la frontera siempre está ahí, no sólo como un rasgo de la geografía, sino en el imaginario colectivo, que se nutre de muchas circunstancias, símbolos, conductas y prácticas. La influencia del “otro lado” es potente y constante para ciudades como Tijuana, Mexicali y todas las ciudades fronterizas mexicanas a lo largo de los 3 mil kilómetros desde el Océano Pacífico al Golfo de México. Las fuerzas de la globalización, desbordan las capacidades administrativas de los gobiernos estatales y municipales fronterizos en México, ocasionando que los diversos problemas se acumulen. Ya sea por la delincuencia, resultado de la disputa del trasiego de sustancias ilegales o tráfico de personas de sur a norte; el descontrol vehicular por la llegada de miles de autos irregulares de norte a sur; la contaminación y tráfico ocasionado, en gran medida, por el tránsito de miles de camiones articulados para el transporte de mercancía en ambos sentidos; la saturación de los cruces fronterizos por el traslado cotidiano de quienes trabajan en Estados Unidos y residen en México; por la insuficiencia de servicios públicos en zonas periféricas debido a la llegada de miles de personas atraídas por las maquiladoras con salarios bajos, etcétera. Las capacidades administrativas y de solución de conflictos, no pueden atender problemas motivados por fuerzas mundiales que convergen en la región fronteriza, y los ciudadanos deben lidiar todos los días con ello. Los estados y municipios fronterizos “no pueden controlar la frontera”. A nivel local, las personas constantemente ven el descontrol y desorganización que repercute en la calidad de vida. Esto, sin duda, marca la cultura política de la región, cómo se ve desde la perspectiva colectiva el poder político, que asigna los recursos públicos y se administra para resolver conflictos sociales. La frontera, como realidad social, requiere su construcción material, su objetivación y también ser imaginada y representada (Solís, 2021, p. 89). Influye en la percepción de los ciudadanos, permite contrastar dos espacios y sus contenidos sociales. En la región fronteriza son evidentes estos contrastes, son más próximos y se pueden experimentar cotidianamente. Sin lugar a duda, estas percepciones cambian según desde la región que se habita, no es lo mismo vivir en Tijuana, Baja California y ver San Diego, California, donde está la mayor divergencia entre ciudades vecinas (Collins, 2013, p. 138), que vivir en Piedras Negras en Coahuila y ver Eagle Pass, Texas.
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