Comunicación, política y sociedad. Estudios y reflexiones contemporáneas

COMUNICACIÓN, POLÍTICA Y SOCIEDAD. ESTUDIOS Y REFLEXIONES CONTEMPORÁNEAS 140 Al constatar la muy escasa participación política en línea, Mossberger, después de hacer una revisión de buena parte del estado del arte sobre la llamada democracia digital, ratifica que la política en línea replica los patrones de baja participación cívica; incluso, las disparidades pueden verse exacerbadas en línea (2009, p. 176). Coleman asegura que “no existe ningún carácter democrático automático en los nuevos medios, ya que la práctica política debe establecerse al interior de la cultura política, sin pretender que ella devenga de un paquete tecnológico” (1999, p. 197) . Así pues, el pensamiento tecno receloso critica a los evangelistas de la iglesia del ciberinfinito, cuando aseguran que Internet constituye un elemento comunicativo crucial en el futuro democrático de los Estados-nación. En consecuencia, y en clara referencia a los demócratas ciberoptimistas, Morozov concluye de manera irónica diciendo: “déjenlos tweetear, y ellos tweetearán su camino a la libertad” (2011, p. xii). En palabras de agenda política, sería tanto como decir: la agenda de la democracia sale; la agenda de Internet la sustituye. De manera casi fatalista, la principal preocupación de muchos académicos ciber escépticos es que el tremendo y democrático potencial de Internet ha sido socavado “al conducir a un mundo dentro del cual uno podría lógicamente desear que la computadora nunca hubiera sido inventada” (McChesney, 2013, p. 5). En suma, para los ciber distópicos, es falsa la profecía utópica de Al Gore en el sentido de que Internet habría de generar “una democracia de tipo ateniense” (Saco, 2002, p. xxvi). Alcances políticos ambiguos: ciberescepticismo Una serie de opiniones más ponderadas considera que una definición neutral, aunque con visos de escepticismo, subraya que, la llamada democracia electrónica, es un proceso que abarca todos los usos de las comunicaciones mediadas por computadora, que pueden afectar y modificar el funcionamiento de una democracia; de manera más específica, “los mecanismos para la expresión de opiniones, los debates, el sufragio y la toma de decisiones” (Catinat y Vedel, 2000, p. 184). Etzioni escribe que, si bien no todos los frutos de Internet son positivos, si lo son de tres maneras, en tanto que permiten: reforzar las relaciones existentes entre familiares, amigos y compañeros de trabajo, forjar nuevas relaciones sociales de todo tipo y formar o afiliarse a diversas comunidades humanísticas o sociales (2000, pp. 42-43). Otros puntos de vista similares advierten que, pese a que la Web no constituye la panacea para reforzar de una vez por todas y de manera automática los procesos democráticos, si posee un inmenso potencial de impulso a diversas prácticas en ciertos contextos, por parte de diferentes personas o grupos sociales.

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