Comunicación, política y sociedad. Estudios y reflexiones contemporáneas
Salvador Percastre-Mendizábal 109 La imagen del triángulo también nos conduce a lo que Galtung denominó “estratos de violencia”, una imagen de “(…) la fenomenología de la violencia, útil como paradigma generador de una amplia variedad de hipótesis” (Galtung, 1990, p. 294). En este caso, acercamos el campo de la Comunicación, en especial el del Periodismo, a la sociología de la violencia, estableciendo este paradigma para el desarrollo de futuras investigaciones e hipótesis; a modo de ejemplo, el presidente de Brasil ha definido a la prensa como un enemigo común (Amorim, 2021), dirigiendo ataques basados en constante violencia verbal directa, desencadenando los estratos de violencia que, a su vez, acumulan violencia y acoso contra los periodistas de manera cultural y estructural desde, al menos, finales del siglo XIX. Otra posibilidad que se abre es el análisis de cómo se perpetra la violencia cultural a través de actores del campo de la Comunicación, como publicistas, periodistas, influencers digitales, entre otros, y su papel en la normalización de la percepción de la violencia como algo “normal”, como algo que forma parte de la sociedad, sin más cuestionamientos. Criminología cultural: bucles y espirales Además de los tres enfoques anteriores, destacamos una nueva área de estudio sobre medios y crimen, la Criminología Cultural, especialmente el trabajo de Ferrel, Hayward y Young (2019). En el capítulo “Medios, representación y sentido: dentro del salón de los espejos”, los autores reflexionan sobre cómo los medios representan el crimen y también cómo el crimen puede ser mediático, teniendo en cuenta el escenario mediático y digital contemporáneo. En palabras de los autores (2019, p. 208) la misión de este campo es “(…) introducir y analizar algunas de las formas en que el significado del delito circula en el panorama mediático moderno”. La tesis principal propone entender esta relación a través de las metáforas de bucles y espirales. Por bucle cultural se entiende que la cultura contemporánea “puede concep- tualizarse como una serie de ciclos, un proceso continuo mediante el cual la vida cotidiana se recrea a sí misma a su propia imagen” (2019, p. 210). El bucle sería el proceso identificado de “un mundo tardío-moderno en el que la dura realidad del crimen, la violencia y la justicia penal cotidiana se confunde peligrosamente con su propia representación” ( Ibidem ). Así, los autores analizan, entre otros objetos, cómo las películas y series de televisión se inspiran en crímenes reales y generan una comprensión de la violencia ficcionalizada, además de retratar el mundo de la policía y los policías. Esta representación, de la realidad del crimen por la ficción, llegó al límite de la criminalización de las letras en el género de la música rap, en Estados Unidos: “En casos como estos, asistimos a otra dinámica en bucle: la criminalización cultural, en la que la publicidad mediada supera a los procedimientos legales en la construcción
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