Informe país: estado el medio ambiente y del patrimonio natural
INFORME PAÍS SOBRE EL ESTADO DEL MEDIO AMBIENTE 2019-2022 SEGUNDA PARTE: Estado del medio ambiente y del patrimonio natural 13 insuficiencia de defensas costeras y los proyectos para enfrentar la situación implican grandes cantidades de recursos económicos que los hacen difíciles de solventar. En síntesis, la amenaza oceánica está “a la vuelta de la esquina” y comienza a manifestarse paulatinamente. Los casos graves en los países nórdicos e insulares nos muestran la amenaza oceánica en toda su dimensión crítica. Otro tanto ocurre con el “riesgo metropolitano” que se observa con nitidez en Ciudad de México, Bogotá, Lima y otras metrópolis regionales. Las grandes ciudades chilenas, con su expansión incesante y los riesgos propios de sistemas ecológicos de pertenencia, se gestionan y operan cada vez más con un “riesgo agregado”. Ello ha ocurrido con la recurrencia de grandes incendios, paralizaciones críticas y cada vez más periódicas de sus sistemas de transporte público, problemas graves de abastecimiento de agua y de recursos energéticos. Santiago de Chile, donde su localización geográfica y desigualdad social le agregan criticidad a su operación cotidiana, está amenazado además por la acción de su precordillera, lo que ha significado en la última década un estructural problema de abastecimiento y provisión de agua potable. Santiago presenta severos problemas en su sistema de transporte público, solo atenuado por el metro, el que es de gran complejidad y de creciente costo y subsidio público. Por otra parte, el aumento excesivo del parque automotriz privado post pandemia, ha agravado la crisis de congestión estructural en muchas vías y zonas de la capital. La metrópolis opera en un marco de creciente “riesgo”, como se observa en su operación habitual cuando existen lluvias ocasionales con inundaciones crecientes y en la operación cada vez más irregular de sus servicios esenciales. Escasamente se ha avanzado en una planificación urbana que valore las zonas interiores y detenga una expansión incontrarrestable sobre sus entornos naturales. Otro tanto ocurre con ciudades de rango medio mayor como Antofagasta, Valparaíso-Viña, Concepción-Talcahuano, Temuco y Puerto Montt. Pueden añadirse otros riesgos climáticos chilenos que apuntan a la notable disminución de la biodiversidad local, lo que está comunicando debilidades severas a los ecosistemas de especial fragilidad. Cada cierto tiempo se constatan trabajos que hablan de una disminución irreversible de especies en el territorio nacional, del desplazamiento hacia el sur de las formas agrícolas de producción y cultivo, un desplazamiento cada vez más austral de la salmonicultura y de alteraciones graves en los ecosistemas naturales, producto de una desertificación que avanza sostenidamente hacia el sur.
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