Informe país: estado el medio ambiente y del patrimonio natural

INFORME PAÍS SOBRE EL ESTADO DEL MEDIO AMBIENTE 2019-2022 SEGUNDA PARTE: Estado del medio ambiente y del patrimonio natural 36 Cabe señalar que en función de su grado de sostenibilidad existen tres tipos distintos de hidrógeno: hidrógeno gris, hidrógeno azul e hidrógeno verde. La diferencia radica en las fuentes de energía eléctrica necesarias para implementar el proceso de hidrólisis que permite separar el O 2 del H 2 . El llamado H 2 gris, sin entrar en detalles técnicos, se produce a partir de metano usando gas natural como combustible. Es por lo tanto contaminante en términos clásicos y generador de CO 2 . Si este CO 2 es capturado o reducido, se habla de hidrógeno azul. El gris es el procedimiento más usado en la actualidad, aun cuando se prefiera el azul por ser menos contaminante y acorde con los objetivos de la lucha contra el cambio climático. El tema ambientalmente conflictivo está en la fuente energética. Vale señalar que la literatura menciona también un hidrógeno negro o marrón, el cual se genera a partir de la combustión de carbón, donde nos encontramos naturalmente con otro proceso estigmatizado como contaminante y degradante de la capa de ozono, con todas las secuelas que eso significa, incluida la contaminación del suelo asociado a las faenas mineras (Aleasoft Energy Forecasting, 2020). Pues hay una fórmula más amigable con el medio ambiente, que es producir H 2 con energía solar y eólica y se llama hidrógeno verde. Se le suele poner H 2 V. Es pues una forma diferente a la tradicional de utilizar combustibles fósiles para generar el hidrógeno, a menudo con alto daño ambiental. El supuesto color verde es naturalmente un gancho para asociar el producto a la corriente verde o ecológica, al ambientalismo y el ecologismo, etiquetas fundamentalmente políticas. El H 2 V, como sus congéneres denominados con otros colores, se utiliza fundamentalmente en la refinación de combustibles fósiles (lo cual también demanda importantes cantidades de energía), en la producción de amoniaco y en la industria del acero. Son procesos industriales tradicionales que han funcionado con “energías sucias” (fósiles) desde sus inicios a nivel mundial. En Chile también, por cierto. Actualmente se están desarrollando nuevas aplicaciones, en las cuales el hidrógeno se quema en forma directa o genera electricidad a través de dispositivos llamados celdas de combustible, que combinan hidrógeno y oxígeno del aire. A esto se considera una muestra de eficacia, al permitir consumir el H 2 V en el caso de que no haya bastante demanda para usos industriales.

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