Cambio climático y desastres naturales: el caso del Área Metropolitana de Santiago
235 en particular, tipos de programas y proyectos innovativos en las Áreas Metropolitanas latinoamericanas. La tendencia regional latinoamericana pone énfasis en generar estrategias de descarbonización a largo plazo y altamente rela- cionado con la planificación fiscal; se debe cuantificar los riesgos de los activos varados para América Latina y el Caribe, afron- tando la mitigación del riesgo fiscal y social para momentos de incertidumbre total; generar una gobernanza y gestión de ries- gos de desastres socio naturales, junto al cambio climático y ges- tionar adecuadamente el gasto público en esta materia y, sobre todo, como pilar fundamental de avance, impulsar estrategias económicas sostenibles después de la pandemia, invirtiendo en una recuperación económica sostenible, equitativa y resiliente 4 . En particular, para la Región Metropolitana de Santiago, tiene mucha importancia el aprendizaje permanente y crítico de la situación de Ciudad de México, Bogotá, Lima, Sao Paolo y otras metrópolis regionales, afectadas de situaciones similares de des- igualdad y segregación social, y que han generado efectos muy severos de pobreza, acentuada informalidad y problemas graves en los mercados laborales. Por otro lado, para nuestra realidad, es fundamental estar al día y tener acceso a las innovaciones tecnológicas y otros avances en materia de enfrentamiento de la desertificación, de nuevas formas productivas de costo ase- quible en energía y agua, en formas tecnológicas eficazmente sustentables en distintos sectores productivos y en el aprendizaje internacional sistematizado para un aprendizaje en nuestra RM que sea efectivo y eficaz. 4 Delgado, R., Eguino, H., & Lopes, A. (2021). En Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Política Fiscal y Cambio Climático Experiencias recientes de los ministerios de finanzas de América Latina y el Caribe (págs. 20-106). Washington, D.C.: BID. Obtenido de www.aidb.org. cional. No obstante, como los rezagos en materia de vacunas manifiesta, el cambio de tendencia internacional, aún no se ma- terializa en acciones específicas y concretas. De hecho, la ONU mediante la OMS han tenido un reforzamiento relativamente menor a sus roles, instituciones y programas. El Secretario Ge- neral, António Guterrez, ha aparecido como un “denunciante aislado” más que como un conductor de la asociación interna- cional de programas, políticas y proyectos. Sigue con poderoso signo de interrogación la acción continental asociativa de los países en las diferentes regiones del Planeta. La Unión Europea, quizás con el liderazgo de la Canciller Alemán, Angela Merkel, en la COP 25, cumplió un rol “supletorio” para salvar mínimos acuerdos en Madrid. El aumento europeo de la representación de los partidos verdes, en la propia Alemania y en Europa en general, permite presagiar una valoración mayor hacia una acción climático ambiental precisa en esa región clave desde el punto de vista de la investigación y la acción pro coope- ración internacional. En América Latina y El Caribe, con un rol conductor importan- te de CEPAL, tenemos una “tiempo de marcada incertidumbre política”, con acentuación de fenómenos de populismo político, con muy graves efectos productivos, laborales y sanitarios de la postpandemia, y con liderazgos aún inciertos para una acción climática potente y sostenida. Concluimos en una tendencia internacional optimista, pero aún imprecisa, hacia una cooperación internacional efectiva y concreta. Entre otros casos, en la reafirmación del Fondo Ver- de, que es vital para suministrar recursos vitales a los países en desarrollo y con carencias acentuadas en la postpandemia. La necesidad de activar acciones de cooperación que favorezcan,
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