Cambio climático y desastres naturales: el caso del Área Metropolitana de Santiago

211 Climático esperable en Glasgow en la COP 26, con un liderazgo como el del Presidente Biden en cambio climático, infraestructu- ra resiliente, Salud Pública y preservación ambiental. Parece irse abriendo un “camino mundial” con mejores perspectivas para luchar por no superar en 1,5 grados Celsius la temperatura de la Tierra a fines de este siglo. Y eso, va configurando una actitud y una conducta también asociada de los agentes privados en el de- sarrollo, más abiertos a incorporar la dimensión ambiental en sus tecnologías productivas, esencialmente cuando la rentabilidad de las “acciones verdes” comienzan a expresarse también. Una cuestión clave de “este tiempo de crisis generalizada” es la apertura hacia modalidades de acción pública en favor de la su- peración de las desigualdades sociales como condición del de- sarrollo democrático en los países. La apertura a tributos para los superricos y una nueva concepción redistributiva social de las cargas impositivas, abre oportunidades razonables de progreso e incorporan nuevas “baterías” de políticas públicas progresistas e innovadoras. La reconstrucción de la economía mundial y la de todas y cada una de nuestras economías y sociedades, será una Estas páginas son escritas en el marco de una situación sociopolí- tica, institucional, ambiental, sanitaria y económica de particular gravedad. En una verdadera crisis que marca “un antes y un des- pués” en prácticamente el conjunto de los ámbitos de la actividad humana. Una lectura preliminar para un fenómeno de inédita complejidad, solo nos permite formular algunas hipótesis funda- mentales. Ciertamente que en el planeta estaremos por buscar mejores equilibrios entre la actividad humana y nuestros ecosiste- mas naturales. Nuestra biodiversidad, nuestros recursos naturales esenciales, el agua, las nuevas modalidades de producción energé- tica y la preservación elemental de nuestros ecosistemas, deberán pasar a constituir “objetivos fundamentales de política pública”. Ello deberá conducir hacia actividades productivas necesaria- mente “más verdes”, en lo sustancial más que en lo propagandísti- co del concepto. Ello enmarca la cuestión energética, la del agua y la de nuestra biodiversidad en una “nueva esfera” de prioridades. Es en ese “razonable optimismo” en que escribimos estas notas. Se refuerza el referido optimismo, con una “nueva ola” de coo- peración y colaboración internacional, con el reforzado Acuerdo La súper crisis del tiempo actual: rigores y expectativas

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=