Cambio climático y desastres naturales: el caso del Área Metropolitana de Santiago
20 Introducción a los desastres socio-naturales acentuados por el Cambio Climático grandes productoras forestales, los ajustes de la actividad minera extractiva, el desafío de ocupar a plenitud el recurso oceánico para dotar de agua a la población, al riego y a las actividades productivas y otras innovaciones prometedoras, se encuentran aún al “inicio” o, en el mejor de los casos, a “medio camino”. De manera alguna se quiere desconocer aquí estos avances. En los hechos se constituyen en factor de progreso hacia la susten- tabilidad y a una lucha más frontal por ajustar nuestro modelo de desarrollo en post de un mundo natural y social de “nuevo tipo”. La cuestión es si “alcanzarán los tiempos”. Los propios observadores y analistas de la comunidad científica y tecnológi- cas convocada para la COP 25, suelen ajustar opiniones en el orden de que la problemática de base sigue siendo básicamente la misma de la década anterior, e incluso hay fenómenos graves que se han incrementado. La opinión pública, la sociedad civil organizada, las nuevas ge- neraciones y una cultura más favorable a la innovación juegan un papel relevante en esta temática. Hay mayor conciencia am- biental, qué duda cabe, pero ello no se traduce aún en sólidos comportamientos productivos e incluso no se observa una mo- dificación suficientemente drástica de los consumidores en post de la valoración de la producción sustentable. En medio de este tiempo, Chile sufrió el denominado “estallido social de octubre de 2019”, un fenómeno de alta complejidad, que ha puesto a prueba incluso nuestra estabilidad institucio- nal democrática y que expresa un inmenso movimiento social favorecedor de un “cambio inevitable” para enfrentar la des- igualdad y la inequidad social y que ha sido acompañado de formas de violencia social bastante inéditas y permanentes. presan los desequilibrios de parte importante de nuestros eco- sistemas naturales, una muy compleja disminución de la biodi- versidad, la acentuación de la desertificación y la persistencia de los factores claves del riesgo ambiental y climático respecto de los definidos desastres socio-naturales. La economía produc- tiva nacional requerirá de unos años (entre 2 y 4 de acuerdo a los expertos más prestigiados de la plaza) para retornar a los ni- veles de producción y empleo pre pandemia. Las arcas fiscales que han debido desembolsar ingentes recursos para sostener a una red emergente compleja de protección social y red asisten- cial, establece una timidez de recursos 3 (incluidos los ahorros soberanos conseguidos en décadas anteriores) y mayores tasas de interés y acceso a recursos de crédito internacional, asocia- dos a la elevación del riesgo en el país. Es cierto que Chile, con ocasión de la preparación de la COP 25, avanzó en fortalecer una masa crítica de investigación, co- nocimiento e innovación para el enfrentamiento de los efectos del cambio climático. Ello hizo posible un diálogo público, pri- vado y social del mundo de la sociedad civil sin precedentes. No obstante, es bueno reconocer que se ha “iniciado un camino”, todavía con muchas incertidumbres. La sustentabilidad pro- ductiva es acogida por más sectores productivos en Chile, pero difícilmente podríamos avanzar más allá de un 25 a un 30% al conjunto de firmas y conglomerados empresariales compro- metidos firmemente en dicha dirección. La economía circular, el cambio hacia una matriz energética no carbono y no diésel, la importante innovación productiva observada en el ámbito de las 3 Para el 2021 el presupuesto en salud el Ejecutivo destinó $9.714.843 millones, con un incremento de 8,9% respecto al 2020 para enfrentar el Coronavirus y salud mental. No obstante, pareciera no ser suficiente por la gravedad de la crisis. Véase, Gobierno presenta presupuesto de salud por más de 9 mil millones de pesos. DIPRES y MINSAL, 30.09.2020.
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